Ciudad de México, 1 de julio de 2007
Servicio informativo núm. 123
¡ARRIBA LOS DE ABAJO!
Con atrevimiento, más con el corazón que con la razón, escribimos hace unos días en estos mismos espacios del servicio de noticias ISA que la fortaleza y permanencia del movimiento lopezobradorista se mostraba, entre otras cosas, en esos Zócalos llenos hasta desbordarse, siempre llenos.
¿Y si este 1 de julio no se lograba lo mismo?, ¿si después de un año el movimiento se mostraba desgastado, ahora sí, sin capacidad de llenar el simbólico Zócalo de la Ciudad de México para beneplácito de sus enemigos?
La preocupación no era gratuita: entre la Primera (20 de noviembre de 2006) y la Segunda Asamblea (21 de marzo de 2007) de la Convención Nacional Democrática (CND), la dificultad para desbordar el Zócalo había sido evidente. ¿Qué pasaría este 1 de julio, a un año de remar contra la corriente, de soportar cercos informativos, represión y descalificaciones?
Iniciamos nuestros recorridos por los alrededores del Centro Histórico de la capital mexicana cerca de las 8:30 de la mañana. Algunos autobuses con banderas de la CND o de los partidos que componen al Frente Amplio Progresista (FAP) empezaban a circular, a estacionarse en las principales avenidas, a descender de ellos a sus ocupantes, quienes habían viajado buena parte de la noche cuando no desde la mañana del día anterior, desde todos los puntos del país, convocados por Andrés Manuel López Obrador una vez más.
Algunas vueltas por el metro nos fue subiendo el ánimo; aunque temprano, ya empezaban a notarse entre sus pasajeros aquellos que portaban el moño tricolor, la bandera convencionista, la camiseta perredista…
Hacia las 10 de la mañana, oteábamos el panorama de la marcha desde el cruce de Reforma y Juárez; a esa ahora, el inicio oficial de la manifestación, citado para partir desde el Ángel de la Independencia, apenas se preparaba, pero en pequeños grupos o en contingentes más numerosos, los convocados ya se dirigían por muchas otras arterias hacia la Plaza de la Constitución.
Juárez era ya territorio ocupado por los manifestantes y por los vendedores de todo tipo de objetos adecuados para la ocasión, en primer lugar, el libro de reciente aparición que el presidente legítimo de México escribió con el título La mafia nos robó la Presidencia, al módico precio de 100 pesos, que seguramente se vendió por miles durante las siguientes horas.
Frente al Hemiciclo a Juárez, un módulo de registro y credencialización de representantes del gobierno legítimo iniciaba su labor este día, con una fila de prospectos a registrarse que si bien no se alargaba mucho, sí se mantenía nutrida permanentemente por nuevas personas.
Por 16 de Septiembre, porque en Madero estaban colocadas las vallas entre las que arribaría horas después la descubierta de la marcha, nosotros fuimos acercándonos al Zócalo que cercanas las 11 de la mañana ya estaba prácticamente lleno. En familia, en pareja, en contingente, a pie o en silla de ruedas, con muletas y hasta en zancos, muchos como nosotros habían caminado directamente hacia la Plaza de la Constitución, mientras muchos más seguían el recorrido acompañando a López Obrador por Reforma y Juárez.
“No al pinche fraude”, gritan elocuentes las camisetas que portan este domingo los miembros de una familia entera que pasa a mi lado. “Estoy con López Obrador” compite con otra que directamente declara “AMLO es mi hombre”. “AMLO es mi líder y mi gallo (esto último dicho a través de un dibujo del ave en cuestión)” se lee en una pancarta que en el reverso forma con las iniciales el apellido Calderón: “Cobarde, Abusivo, Ladrón, Déspota, Espurio, Robaste elecciones a, Obrador, Nuestro presidente”.
Ocho módulos de credencialización trabajan en los alrededores del Zócalo cuando Jesusa Rodríguez, desde el templete, anuncia que esta campaña de registro de representantes del gobierno legítimo ha superado ya el millón de credencializados, conformando así “el movimiento civil más grande de la historia de nuestro país”.
A las 12:35 del día, Rafael Hernández, a nombre de la Coordinación Operativa de la CND, toma el micrófono y anuncia para quienes no podemos tener la panorámica completa del lugar: “El Zócalo está lleno de gente que reconoce a Andrés Manuel López Obrador como su presidente legítimo, como el presidente legítimo de México”. Según tal informe, las calles de Madero, Brasil, 20 de Noviembre y Pino Suárez, vías que desembocan por los cuatro puntos cardinales en el Zócalo, han sido ocupadas por manifestantes que no siempre con suerte tratan de acercarse un poco más hacia la plancha de la plaza.
La gente espera paciente; sobre los ahora populares banquitos plegables o directamente sentados en el suelo, algunos empiezan a leer el libro de López Obrador, otros hojean La Jornada o Proceso, medios de información ampliamente buscados por este sector de la población. Otros más reparten o reciben volantes (“Gabino Palomares en concierto…”, la propuesta de reforma del Estado del grupo parlamentario perredista, el recordatorio de las empresas y marcas sobre las que se debe mantener el boicot…).
En ésas están unos y otros cuando Jesusa anuncia, siendo las 12:45 del día, que Andrés Manuel está arribando al Zócalo, señal también para que Regina Orozco se arranque cantando a capela la canción de Amaury Pérez “No lo van a impedir”… a pesar del otoño, creceremos…
A diferencia de otros domingos, en éste las campanas de catedral no han llamado a misa, ni al cuarto, ni a la media, ni a la hora. La en otros momentos beligerante jerarquía católica hoy parece haber decidido guardar silencio.
Dan la 1 de la tarde y cuatro oradores anteceden al discurso de López Obrador que todo el mundo espera. Alberto Anaya por el Partido del Trabajo, Dante Delgado por Convergencia y Leonel Cota por el Partido de la Revolución Democrática toman en ese orden la palabra. Se habló entonces de que a pesar de los malos augurios el Frente Amplio Progresista (FAP) se mantenía, aunque se guardó discreción sobre el hecho de que en muchos comicios locales la unidad de estos tres agrupamientos políticos no se ha mantenido. Se reafirmó que el FAP en su conjunto reconoce a Andrés Manuel López Obrador como el presidente legítimo de México, si bien se guardó también prudencia para que nadie recordara el papel de algunos legisladores que no se comprometieron en la oposición a la toma de posesión del gobierno espurio de Felipe Calderón, el 1 de diciembre. En fin, la clase política habló, habló y habló…
Siguió después, a nombre de la CND, Elena Poniatowska, quien leyó las conclusiones del Foro de denuncia y testimonio del fraude electoral que se realizó el 29 y 30 de junio, y que reunió documentos de toda naturaleza sobre el fraude electoral del 2006.
Sin memoria no hay democracia resumió el espíritu de ese foro, del que la escritora reseñó la historia de hechos que fueron construyendo el fraude electoral y la oposición rotunda de la derecha y los poderosos a que Andrés Manuel López Obrador se convirtiera en presidente constitucional de México: La campaña por su desafuero, la elección de los consejeros del Instituto Federal Electoral (entre ellos Ugalde como consejero presidente) bajo la tutela de la cacique sindical Elba Esther Gordillo, la guerra sucia del Partido Acción Nacional y de grupos empresariales a través de miles de espots en los medios electrónicos incitando el odio y el miedo, el secuestro de las mesas de casilla por parte de las huestes gordillistas y de su franquicia política, el Partido Alternativa (Panal), la injerencia del presidente Fox en las elecciones mediante recursos públicos, la compra y coacción del voto el día de la jornada electoral en las zonas de amplia marginación, la manipulación del cómputo electoral, la negativa a aceptar el recuento total de las boletas electorales, para finalmente llegar a las resoluciones del tribunal Federal Electoral reconociendo la comisión de conductas delictivas que manchaban las elecciones, pero pisoteando la justicia al declarar que las mismas no eran determinantes en los resultados.
La laureada escritora concluyó su intervención demandando que “la CND y el FAP se opongan terminantemente a la destrucción de las boletas electorales” y exigiendo QUE se reconozcan las mismas como documentos públicos. “Esta historia no ha terminado de escribirse”, dijo, e invitó a continuar “el ejercicio crítico de la memoria, tejida con los hilos finos de la esperanza”.
A las 13:40 inició López Obrador su discurso (la versión completa puede consultarse en: www.informativoisa.org/index.php?n=122〈=es), en medio de una ovación generalizada. Comenzó reconociendo lo que ya para entonces era un hecho contundente: el Zócalo se había vuelto a llenar y a desbordar: “Es un orgullo y una satisfacción ver de nuevo el Zócalo, corazón político de México, desbordado de entusiasmo, con hombres y mujeres conscientes, libres y dispuestos a seguir participando en la transformación de nuestro país … de nuevo, se reafirma que el despertar intensificado de las conciencias de millones de mexicanos, no es algo efímero ni pasajero, sólo producto de un proceso electoral. Es algo más profundo: es la convicción de cada uno, de cada una, a favor del cambio verdadero convertida ya en voluntad colectiva. A un año del fraude electoral, podemos decir con orgullo y decisión, que la derecha y sus aliados se equivocaron. Aquí estamos, aquí seguimos, convencidos más que nunca de la necesidad de llevar adelante un proyecto alternativo de nación”.
Hizo posteriormente referencia al cúmulo de pruebas del fraude electoral y aseveró que “como este acto demuestra, nosotros seguimos de pie y enarbolando con optimismo y firmeza la bandera del cambio democrático y ellos andan a salto de mata, escoltados, como si trasladaran el arca perdida, en una burbuja, escondiéndose de la gente. Ante ustedes sostengo, con argumentos, que el gobierno ficticio no podrá implantarse legítimamente. En primer término porque, como lo estamos constatando, se da en México un cambio de mentalidad en un amplio sector del pueblo que no acepta vivir sin democracia. Además, hay un antecedente histórico fundamental: la derecha en nuestro país sólo ha prevalecido transitoriamente. Y siempre con resistencia popular. El pueblo de México tiene alma colectiva, libertaria y progresista”.
Recapituló después los principales temas que han ocupado la atención del país desde la usurpación de la presidencia el 1 de diciembre pasado:
La ley del ISSSTE: “impusieron la reforma a la Ley del ISSSTE, para perjudicar a dos millones y medio de trabajadores al servicio del Estado, incluidos todos los maestros, que deberán pagar más por el derecho a la pensión, trabajarán más tiempo para jubilarse y, al final de toda una vida de trabajo, sólo recibirán la mitad de su salario. Aquí aprovecho para reiterar nuestro compromiso de derogar, en cuanto las condiciones lo permitan, esta ley injusta, porque más temprano que tarde va a triunfar nuestro movimiento”.
La propuesta de reforma fiscal: “Dicen que no afectará a los pobres. Eso es falso. ¿Acaso no están proponiendo un impuesto especial a la gasolina? Y como todos sabemos, si aumenta el precio de la gasolina, seguirán los aumentos en todos los artículos de primera necesidad. Pero no sólo eso, pretenden cobrar más impuestos a los trabajadores y a la clase media a la que tratan con saña desagradecida. Y todo, sin tocar el oneroso gasto burocrático”.
Llamó entonces a la consecuencia de los diputados y senadores que ocupan hoy un lugar en el Poder Legislativo, en gran medida gracias a los votos que obtuvo la coalición que López Obrador lideró: “Desde esta plaza pública, hago un llamado respetuoso a diputados y senadores del Frente Amplio Progresista a que por ningún motivo aprueben la llamada reforma fiscal. Cero, lo repito, cero negociación con quienes sostienen una política contraria al pueblo y entregan la soberanía nacional al extranjero. Quieres quieren hacer la política tradicional tienen con que hacerlo. Nosotros estamos por hacer una nueva política, nada de negociaciones con la derecha, que lo deshumaniza todo. No podemos nosotros secundar, no podemos ser una izquierda legitimadora, mucho menos podemos adherirnos como comparsa a la agenda del Fondo Monetario Internacional. No queremos nada con esa política antipopular y entreguista. Que quede claro”.
Muchos otros temas fueron poco a poco desgranados desde el discurso lopepzobradorista de esta tarde: la migración, los derechos humanos, la situación del campo mexicano, el papel de la mujer en la política y en la sociedad y, por primera vez de manera explícita en su discurso, el tema de los derechos de las minorías legales y legítimas, como los recientemente conquistados mediante las sociedades de convivencia.
La parte siguiente de su discurso se centró en las características del movimiento ciudadano que propone construir: “la llamada sociedad política está podrida y el cambio y la transformación que necesita México tiene que darse de abajo hacia arriba, desde los pueblos, con la participación de todas y de todos. Sólo con ese movimiento vamos a poder sacar al país del atraso en que se encuentra y vamos a poder sacar a nuestro pueblo, y esto es lo más importante, de la pobreza y de la marginación… Con este mismo propósito estamos creando la red nacional de representantes del Gobierno Legítimo, la base de la organización ciudadana para transformar al país. En esta tarea hemos avanzado mucho. Hemos logrado ya inscribir a muchos mexicanos. Puedo informarles con orgullo que en cuatro meses se han registrado un millón de representantes en todo el territorio nacional. Algo inédito en la historia de México. Nuestra meta es contar con 5 millones de representantes hacia finales del próximo año”.
Y al final reiteró compromisos importantes de las anteriores asambleas de la CND, con los cuales despertó el entusiasmo de los cientos de miles ahí reunidos: “Les recuerdo. Hicimos el compromiso de que si el gobierno usurpador envía una iniciativa de ley para reformar la Constitución y pretende entregar a particulares el petróleo, sea a nacionales o extranjeros, que en ese momento que se envíe esa iniciativa, sin que media ninguna otra consideración, voy yo de nuevo a convocarles con carácter extraordinario, con carácter urgente, para congregarnos aquí de nuevo, en el Zócalo, y tomar las medidas que sean necesarias”, advertencia que sin duda hace pensar que, de cumplirse, hará que se vean chiquitas acciones como las del ya histórico plantón del Zócalo y Reforma de hace un año.
Un optimista López Obrador, con una capacidad de convocatoria intacta, concluyó: “Vamos hacia adelante. Este movimiento de transformación nacional ya nadie lo detendrá, porque no depende de una persona, porque ha llegado el tiempo de cambiar de adeveras, porque de la resistencia surgirán las opciones para renovar y construir las nuevas instituciones de la República, la nueva legalidad, la nueva economía, la nueva forma de hacer política y una sociedad menos desigual y más humana”.
“Tenemos la razón moral, la razón política y la fuerza del pueblo, ese es el principal recurso, el tesoro de nuestro movimiento y la principal riqueza de nuestro país. Conquistemos el derecho a ser libres y hagamos de México un país verdaderamente democrático. El futuro es nuestro, es de todos, de las mujeres y de los hombres dignos y libres de nuestro país.
Muchas gracias a todas y a todos ustedes.
¡Viva la CND!
¡Viva este movimiento de las conciencias!
¡Viva la crítica que también es gobierno!
¡Viva México!
¡Arriba los de abajo!”
La entonación del Himno Nacional y después una animosa bazucada que repetía entre tambores y pitos “¡Es un honor estar con Obrador!” fueron acompañando los pasos de los asistentes en sentido contrario a como llegaron. Rostros tan optimistas como los de su dirigente, en espera de la siguiente convocatoria.
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