lunes, 10 de septiembre de 2007

ISA Servicio informativo núm.185



Ciudad de México, 10 de septiembre de 2007
Servicio informativo núm. 185

LAS VOCES LEGÍTIMAS (parte 1)

De la semana que acaba de terminar, el servicio de noticias ISA recoge las voces de cuatro integrantes del gabinete del gobierno legítimo de México: Luis Linares Zapata, secretario de Desarrollo Económico y Ecología; Bernardo Bátiz V., secretario de Justicia y Seguridad; Gustavo Iruegas, secretario de Relaciones Internacionales, y Mario di Costanzo, secretario de la Hacienda Pública. De igual forma, atendemos las voces de Luis Javier Garrido, Jorge Camil, Rosario Ibarra y Luis Hernández Navarro, quienes desde sus respectivos espacios de opinión aportan elementos para el análisis del contexto que enmarca a México.

Aquí sus voces, sintetizadas bajo la estricta responsabilidad del servicio de noticias ISA. Por su extensión, estas voces legítimas serán recibidas por nuestros lectores en dos partes, neustros servicio de noticias núms. 185 y 186.

En búsqueda de la legitimidad

Bernardo Bátiz V., Luis Linares Zapata, Luis Javier Garrido, Jorge Camil y Mario di Costanzo abordan los avatares del Primer Informe del gobierno de facto de Felipe Calderón y los debates que en ese marco se han dado sobre la reforma del Estado, desde distintas ópticas: las formas y los fondos en el quehacer político, el rol de los medios de comunicación en las pasadas jornadas políticas, las divisiones entre las mafias criminales que se han apoderado del poder político y el país ficción que las cifras económicas del documento calderonista pretenden pasar como real.

Bernardo Bátiz V. Gradualismo y negociación en política (La Jornada). La política mexicana se ha regido demasiado por fórmulas, por apotegmas, breves sentencias que encierran una idea, fáciles de recordar y que en parte por ello se repiten, y mal o bien interpretadas juegan el papel de los refranes que repetían las abuelas.

Hay uno que encierra una parte de verdad, porque destaca un valor positivo, como es el de guardar las formas, que no es otra cosa que, llanamente, cumplir con la ley. Me refiero a la frase lapidaria del político práctico pero también teórico de la política que fue don Jesús Reyes Heroles: “En política, la forma es fondo”, que vino al caso sobre la liturgia del pasado, la reciente y la del futuro del Informe presidencial.

Destaca, y rescato esta frase afortunada: el respeto que los políticos deben tener por las formas, por las fórmulas, que es otro modo de decir respeto por los procedimientos establecidos en la ley. En el fondo, la frase nos recuerda que, al menos exteriormente, debemos ser extremadamente cuidadosos, letristas en todo aquello que prescriben las normas, desde la Constitución hasta el último reglamento vigente o el último acuerdo parlamentario. Tenía razón el maestro al poner el asunto a la vista de todos y llamar la atención sobre el valor de las formas, en un momento en que éstas se interpretaban a capricho del poderoso o se sustituían por rituales o prácticas al gusto de quien se encontraba al mando: el presidente de la República; lo malo es que los seguidores de don Jesús, y los repetidores de su frase, desconociendo el verdadero valor de la expresión y atendiendo sólo al ingenio de ella, han creído que lo que aconseja el maestro es que basta cuidar la forma, sin que el contenido importe un comino.

Uno de estos errores se refleja en la confusión que hay entre gradualismo y negociación. El gradualismo, en teoría democrática, es el avance pausado pero firme hacia sistemas más confiables y democráticos, al ritmo que imponen el voto popular y la politización del pueblo; en cambio, la negociación es avanzar mediante la renuncia a principios, a partir de cesión de espacios al contrario, a cambio de que a su vez nos cedan alguno, arreglos a espaldas de la opinión pública, “en lo oscurito”, y se manifiesta en avanzar en lo que se pretende a cambio de compromisos con la otra parte, y en un comercio vergonzoso.

Por este culto a las formas, en las cámaras salen ya sobrando los debates y los discursos; los coordinadores de cada grupo cuentan con su número de legisladores presentes, que votarán como ellos les indican. La política se pervierte, las soluciones siempre son parciales, limitadas, parches mal pegados en las leyes. Los intereses de la comunidad quedan así puestos a un lado. Si queremos avanzar realmente en una reforma de la parte del Estado que es reformable, tendremos que cambiar prácticas políticas más que leyes, que cambiar conciencias más que reglas y procedimientos, y permitir que se avance en la medida en la que el pueblo, por medio del voto libremente emitido y honradamente contado, nos lo indique.

Luis Linares Zapata. Gobierno virtual (La Jornada). Apoyado en un trípode que se desea mágico el presidente del oficialismo se ha lanzado sin titubeos a la construcción de un gobierno virtual. Uno de los sostenes, el principal, lo ha encontrado en el sistema de comunicación masiva, en especial los medios electrónicos. El segundo, usado con urgencia desde los días inaugurales de su periodo, ha sido el Ejército, cuyo cometido entró en rendimientos decrecientes. Y, el tercero, lo forma un conjunto nada envidiable de propagandistas, algunos hasta de reconocida calidad intelectual, que ya deslizan halagos, revestidos de juicios independientes, donde encuentran cualidades y logros: Felipe, el michoacano serio y eficaz, concluyen. Pero todos esos factores, en solitario o en sus distintas combinaciones, poco pueden hacer para afectar la cruenta realidad en que se debate la República.

La pretensión de obtener el reconocimiento y la aprobación de la ciudadanía, cuando se busca con artilugios y atajos, conduce a crisis recurrentes y a la pérdida de credibilidad. Influir en la conciencia colectiva mediante golpes de fuerza, montajes espectaculares o razonamientos forzados para cualquier ocasión se nulifica y cae en el pozo sin fondo del descrédito popular con el paso de los meses. Ningunear esa densa cotidianidad plagada de carencias, de angustias, de falta de oportunidades en que se debate la nación es aceptar, por la vía corta, el riesgo de la disfuncionalidad.

Trabajar con ilusiones televisivas como método comunicativo es abusar de la paciencia ciudadana y menospreciar la inteligencia popular, crecientemente despierta, informada, crítica. Suponer que la complejidad de la realidad puede disfrazarse con una dosis de optimismo voluntarista es caer en la tontería foxiana de los paisajes idílicos tan nocivos como indignos. La cotidianidad es necia, duradera, con un cuerpo pastoso y elástico que se prolonga a pesar de los intentos por ocultarla, por desvanecerla con trancazos propagandísticos.

Confiados en la eficacia de sus aliados y cómplices, los asesores y aprendices de estrategas improvisados que rodean a Calderón le diseñaron una ceremonia (presentación del Informe) exclusivamente para consumo de los televidentes. No importa, seguramente pensaron para sí mismos, lo que pase efectivamente en el Congreso. Se empeñaron, con una astucia simplista, en lo que creyeron sería un paseo triunfal que iría del recinto legislativo al Palacio Nacional. En San Lázaro se conformaron con un callejonear entre diputados y senadores panistas, con sus porras insulsas y solícitos apretones de manos. En el patio central del majestuoso Palacio Nacional levantaron un montaje de pretensiones monumentales, con presencias ordenadas y aplaudidoras. El mundo oficial casi en pleno, dominado por el acarreo burocrático, uno que otro colado de la oposición light y varios desorientados ubicuitos. El Presidente, pensaron los taumaturgos de Calderón, debería salir intocado de todo ese desbarajuste del Congreso que ellos mismos originaron con sus trampas y delitos con que lo encaramaron en el puesto.

No hay remedios ni curaciones instantáneas inducidas desde las cúpulas decisorias. Y menos cuando la intentona discrepa de lo que ocurre en la vida cotidiana de una sociedad como la mexicana, ya afectada en sus esperanzas, en sus aspiraciones. El contraste brinca por tantos lados que, más temprano que tarde, derribará el castillo de naipes edificado sobre un trípode tan endeble como el arriba señalado. No hay forma de convencer a la ciudadanía de la eficacia o los buenos propósitos de una administración utilizando poderosos instrumentos de comunicación: la televisión y la radio. No podrán cerrar las profundas heridas que se han causado al cuerpo colectivo que, por otro lado, crece y se fortifica en su esperanza de una vida mejor, en el análisis descarnado de las traiciones continuas a la democracia y que se empeña, con rigor, en tener una conciencia cada vez mejor informada.

Luis Javier Garrido. La cuerda (La Jornada). La remoción del indeseable Luis Carlos Ugalde, el presidente consejero del IFE, que fue uno de los artífices del fraude, ha suscitado una polémica dentro del grupo calderonista que no puede ocultar la gravedad de la crisis. La derecha mexicana en el poder está dividida en torno a la remoción de los integrantes del Consejo General del IFE, que ante la historia mexicana han pasado ya como actores fundamentales del fraude electoral de 2006, pues mientras un sector de la misma entiende que su presencia en el cargo perjudica al gobierno de Calderón, pues no tienen credibilidad alguna al ser un lastre, otro entiende que su salida implicaría el reconocimiento de su papel en el fraude.

El sector negociador del grupo gobernante entiende por un lado que Ugalde y el resto de los consejeros impuestos tras aquel acuerdo entre el gobierno foxista y Elba Esther Gordillo llevado a cabo en casa de Salinas, son personajes irrelevantes que a pesar de haber estado excepcionalmente remunerados no supieron encubrir su actuación ilegal y los turbios servicios que le prestaron al PAN y al régimen, y que su salida le permitiría al gobierno espurio intentar levantar al IFE del desprestigio en el que se halla y tratar por otra vía de legitimar al gobierno de facto al desligarse de la Gordillo y acercarse a las corrientes derechistas del PRD, al mismo tiempo que negociar medidas fiscales con el PRI ante su desesperante carencia de recursos: salir, en una palabra, de la crisis.

Los sectores más obtusos y torpes de la extrema derecha en el poder creen por el contrario que la salida de Ugalde y sus cómplices del IFE supone una confesión del fraude de parte del gobierno de facto y que éste no debe ceder en nada, por lo que están orquestando una vasta campaña mediática de desinformación. Los dirigentes de grupos empresariales, como el presidente de Coparmex, que envía airados mensajes, los periodistas que impulsaron el fraude y ahora lo niegan y los académicos y escritores que sumidos en la histeria publicaron un desplegado en múltiples periódicos oponiéndose a la remoción (Milenio Diario, 5 de septiembre), pretenden creerse sus propias encuestas.

El marco legal en que se llevarán a cabo las elecciones legislativas de 2009 y las presidenciales y legislativas de 2012 no va a ser mejor que los del pasado, a pesar de que se logre la salida de los corruptos consejeros del IFE y se propicie su renovación, pues sus insignificantes logros serán letra muerta, ya que no hay voluntad democrática en la mafia en el poder.

La reforma electoral no atiende a otras cuestiones fundamentales: no somete al Ejecutivo a la legalidad constitucional, prohibiéndole expresamente violentar las libertades electorales del pueblo y abriendo la posibilidad de destituirlo por ello, no establece amplios mecanismos de participación democrática, no reconoce plenamente los derechos de los ciudadanos en los procesos, no prohíbe el financiamiento privado de partidos y campañas, no sanciona con precisión los delitos electorales ni establece causales claras para anular las elecciones, deja intocado y en extrema discrecionalidad al tribunal electoral, que ha sido y es un instrumento de la derecha panista.

La vía electoral seguirá abierta para el pueblo, pero siempre y cuando éste sea capaz, a pesar del marco jurídico existente, de resistirse a las presiones ilegales y defender su voto, impidiendo por todos los medios las manipulaciones y las imposiciones de una mafia que ha confiscado en su beneficio los derechos de todos.

Jorge Camil. El corte (La Jornada). ¡Así no! Con golpes bajos contra uno de los poderes constitucionales no se pueden construir acuerdos. El Ejecutivo está obligado a respetar a los demás poderes y a la ciudadanía; a los más de 14 millones de mexicanos que votaron en contra, y a quienes ni siquiera votaron. Lo que comienza a resultar claro, como en esas películas de misterio de segunda, donde a las primeras de cambio se adivina al culpable, es que con el contubernio del Centro de Producción de Programas Informativos Especiales (Cepropie), y de televisoras privadas a las órdenes del gobierno, asesores calderonistas pretenden construir un remedo de transparencia democrática.

Parecen olvidar que existen medios escritos independientes, internet y prensa extranjera. ¿Quién no recuerda los comentarios inanes de las televisoras el 1º de diciembre de 2006?: “estamos presenciando una nueva forma de transmisión de poder”. Y los del último Informe: “se trata de un nuevo formato del Informe presidencial”. ¿Pretenden regresarnos al siglo priísta, en el que la Presidencia controlaba a los medios en forma absoluta? ¿Otra “caída del sistema”? Porque Héctor Larios, coordinador de los panistas, con el tacto de un elefante en cristalería, declaró que se trató “de una falla técnica”. Gobernación dio una explicación más reveladora: “fue un problema de producción”, reconoció Francisco Ramírez Acuña con la misma ingenuidad subliminal de Luis Carlos Ugalde.

La aparente buena voluntad de Calderón del día anterior se cae por tierra: “hagan su teatro constitucional, que mañana haremos el nuestro”. Tras entregar el Informe escrito en un Palacio Legislativo medio vacío, a la mañana siguiente, en Palacio Nacional, con un público cautivo de legisladores panistas, burócratas y gobernadores, Calderón pronunció un hueco mensaje a la nación a la mejor usanza priísta: aplausos (más de 25, reporta la prensa con el orgullo de antaño), ovaciones de pie y la parafernalia presidencial del siglo pasado: ¡bienvenidos al día del presidente al estilo Calderón!

Vivimos en un país esquizofrénico con dos sistemas políticos: el constitucional, el que marca la ley; otro el que nos presentan las televisoras. Un país fracturado en el que las principales fuerzas políticas hacen lo que quieren. El PAN juega a dar el Informe, el PRD abandona el Palacio Legislativo y la mesa directiva, y el PRI, agazapado, se queda presenciando el desorden para no desgastarse. El desacato cometido el 1º de septiembre contra Ruth Zavaleta, presidenta de la Cámara de Diputados, debe ser investigado a fondo para castigar con todo el peso de la ley a los culpables, no chivos expiatorios. La ofensa no fue un acto exclusivamente dirigido contra la señora Zavaleta. Fue un insulto contra uno de los poderes de la Unión, mientras desempeñaba la tarea constitucional de iniciar el periodo de sesiones ordinarias del Congreso. Esperemos que los poderes Ejecutivo y Legislativo le dediquen a este grave incidente la atención y prioridad que merece.

En el siglo panista, la “producción” de programas presidenciales se inició el 1º de diciembre de 2006, durante la toma de posesión de Calderón. Con el auxilio de televisoras complacientes los asesores tejieron una colcha de parches de colores para mostrar que todo transcurría en un manto de absoluta normalidad: la vida en rosa.

¡Usaron hasta escenas filmadas el día anterior! Este 2 de septiembre, en lo que se esperaba que fuera un simple mensaje para resumir el Informe, la cobertura se inició con Calderón ingresando el día anterior a San Lázaro, y pronunciando con voz presidencial la breve alocución relativa a su obligación de presentar un informe escrito. “Honorable Congreso de la Unión”, se escuchó la voz del Presidente, y acto seguido la cadena nacional “parchó” el Informe completo, como si se tratara de un solo acto. ¡Aquí no ha pasado nada! Aunque la producción televisiva sea un acto para proteger la dignidad de la Presidencia, el corte del día del Informe es otra cosa: nos regresó a momentos que creíamos superados. ¿Qué sigue, cierre de periódicos?

Mario di Costanzo. Más allá de Foxilandia (La Jornada). Felipe Calderón y su equipo de colaboradores manipularon y maquillaron las cifras económicas dadas en lo que han llamado Informe de gobierno, para presentar la imagen de un país donde todo marcha sobre ruedas y ocultar una realidad lacerante: la que día con día viven millones de mexicanos víctimas de la ignominiosa manera de hacer política que privilegian quienes detentan hoy fraudulentamente el poder en México.

Para corroborarlo, basta señalar que el mensaje estableció que desde el 1 de enero a la fecha se habían generado 618 mil nuevos empleos, pero de acuerdo con datos del INEGI, la tasa de desempleo en julio de 2007 fue de 3.95 por ciento de la población económicamente activa (PEA), la más alta de este año.

Por su parte las importaciones de materias primas y bienes de capital disminuyeron durante los primeros siete meses del año en 50 por ciento su tasa de crecimiento; la balanza comercial registró su mayor déficit en 13 años, al haber ascendido a 5 mil 800 millones de dólares; la actividad industrial tuvo un decremento de 7.1 a 0.1 por ciento; la construcción decreció de 7.8 a 1.1 por ciento; la industria manufacturera de 7.6 a 0.3 por ciento; electricidad, gas y agua de 5.0 a 2.1 por ciento... todos estos indicadores comparados con lo observado durante los primeros siete meses del año pasado.

Con respecto del mercado interno, Calderón manipuló también las cifras al no señalar que el mercado interno se está cayendo. Wall-Mart, la mayor cadena de tiendas de autoservicio, registró por primera vez desde la crisis de 1995 una caída en sus ventas.

En relación con el crecimiento económico, es importante destacar que mientras que la Cepal ha pronosticado un crecimiento de 3.1 por ciento para nuestro país durante este 2007, para el resto de América Latina proyectó un crecimiento del 5 por ciento. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) nos ubican para 2007 en el lugar 19 de 19 países y en el 12 de 12 naciones, respectivamente, en lo que se refiere al crecimiento económico. El propio Banco de México ha señalado que el crecimiento del producto interno bruto pasará de 4.8 por ciento en 2006, a sólo 3 por ciento para 2007, y éste puede ser revisado todavía a la baja.

Del mismo informe se observa que al mes de junio de 2007, mientras que las finanzas públicas pagaron intereses por 118 mil 862 millones de pesos, la inversión física fue de sólo 105 mil 160 millones de pesos, cifra que representó un disminución real de 8.6 por ciento con respecto al año pasado.

Calderón también señaló que “no estamos dispuestos a volver a vivir otra crisis económica en el país”; sin embargo, en materia de estabilidad de precios, olvidó señalar que el incremento en la canasta básica ha sido casi de 30 por ciento y que el propio Banco de México ha alertado sobre el crecimiento de los precios en los alimentos. Así, el costo de los principales alimentos de la canasta básica, como son el frijol, el huevo, la leche, el pollo y la tortilla, han registrado incrementos respectivos de 66.7, 47.5, 22.8, 19.7 y 33 por ciento, respectivamente.

En su mensaje Calderón señaló que el nivel de reservas internacionales del país alcanzó una cifra de 71 mil millones de dólares (781 mil millones de pesos); lo que olvidó establecer es que ese nivel de reservas internacionales es equivalente a la deuda de nuestro país tan sólo por concepto del Fobaproa (743 mil millones de pesos), y que también estas reservas internacionales, sólo representan el 23 por ciento de la deuda total de la economía mexicana, que al mes de junio de 2007 es de 3.33 billones de pesos.

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