El Correo Ilustrado
mayo de 2008
Sobre los principios que deben regir la reforma energética en México
Ante el inicio de los foros de debate sobre la reforma energética en el Senado de la República, que hemos reconocido como un triunfo de la civilidad, deseamos referirnos al primer tema establecido.
Al convocar a un debate sobre la reforma energética y los principios que deben regirla se reconoce que dicha reforma no puede limitarse sólo a la industria petrolera, sino aludir a otros componentes del sector energético: a la necesaria diversificación de las fuentes primarias de energía, a la situación internacional del petróleo y, desde luego, a las consecuencias ambientales. Ignorar estos factores conducirá a orientaciones de política erradas.
Para la industria petrolera, los mexicanos conocemos bien los principios que deben regir su reforma. El primero es, sin duda, el de preservar la exclusividad del Estado sobre la propiedad, el dominio y la gestión de la industria en exploración, explotación, refinación y petroquímica básica. Sólo esa exclusividad –establecida en la Constitución– permite que la renta petrolera sea utilizada como impulso central del desarrollo económico y social del país.
Un segundo principio, de similar jerarquía, es el de orientar la reforma de la industria petrolera a garantizar el abasto de la demanda nacional. Este suministro debe ser oportuno, suficiente y de calidad, con precios al alcance de los consumidores. Es preciso también racionalizar la demanda, eliminando el desperdicio y fomentando la eficiencia y el ahorro, con consecuencias ambientales positivas. Al mismo tiempo, debe corregirse el sesgo exportador abusivo que se ha impuesto a la industria en décadas pasadas.
En tercer lugar debe darse alta prioridad a recuperar y seguir ampliando la capacidad tecnológica de la industria petrolera, fomentando las actividades de investigación y desarrollo por medio de trabajos conjuntos de las entidades nacionales de investigación coordinadas, en esta materia, por el Instituto Mexicano del Petróleo.
Atentamente.
Marco Antonio Campos, Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Laura Esquivel, Bolívar Echeverría, Víctor Flores Olea, Luis Javier Garrido, Héctor Díaz-Polanco, Antonio Gershenson, Enrique González Pedrero, Hugo Gutiérrez Vega, David Ibarra, Guadalupe Loaeza, Lorenzo Meyer, Roberto Morales, Carlos Monsiváis, Jorge Eduardo Navarrete, Carlos Payán, Carlos Pellicer, José María Pérez Gay, Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Ida Rodríguez Prampolini, Enrique Semo, Héctor Vasconcelos y Javier Wimer.
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Al convocar a un debate sobre la reforma energética y los principios que deben regirla se reconoce que dicha reforma no puede limitarse sólo a la industria petrolera, sino aludir a otros componentes del sector energético: a la necesaria diversificación de las fuentes primarias de energía, a la situación internacional del petróleo y, desde luego, a las consecuencias ambientales. Ignorar estos factores conducirá a orientaciones de política erradas.
Para la industria petrolera, los mexicanos conocemos bien los principios que deben regir su reforma. El primero es, sin duda, el de preservar la exclusividad del Estado sobre la propiedad, el dominio y la gestión de la industria en exploración, explotación, refinación y petroquímica básica. Sólo esa exclusividad –establecida en la Constitución– permite que la renta petrolera sea utilizada como impulso central del desarrollo económico y social del país.
Un segundo principio, de similar jerarquía, es el de orientar la reforma de la industria petrolera a garantizar el abasto de la demanda nacional. Este suministro debe ser oportuno, suficiente y de calidad, con precios al alcance de los consumidores. Es preciso también racionalizar la demanda, eliminando el desperdicio y fomentando la eficiencia y el ahorro, con consecuencias ambientales positivas. Al mismo tiempo, debe corregirse el sesgo exportador abusivo que se ha impuesto a la industria en décadas pasadas.
En tercer lugar debe darse alta prioridad a recuperar y seguir ampliando la capacidad tecnológica de la industria petrolera, fomentando las actividades de investigación y desarrollo por medio de trabajos conjuntos de las entidades nacionales de investigación coordinadas, en esta materia, por el Instituto Mexicano del Petróleo.
Atentamente.
Marco Antonio Campos, Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Laura Esquivel, Bolívar Echeverría, Víctor Flores Olea, Luis Javier Garrido, Héctor Díaz-Polanco, Antonio Gershenson, Enrique González Pedrero, Hugo Gutiérrez Vega, David Ibarra, Guadalupe Loaeza, Lorenzo Meyer, Roberto Morales, Carlos Monsiváis, Jorge Eduardo Navarrete, Carlos Payán, Carlos Pellicer, José María Pérez Gay, Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Ida Rodríguez Prampolini, Enrique Semo, Héctor Vasconcelos y Javier Wimer.
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