ADIOS TEMACA.
Voy a dejar tu pena que tanto adoro,
tu pena que se viste de luces blancas,
que alumbraron la noche de mis recuerdos
y de mis ansias...
Voy a dejar tu pena,
voy a dejar el alma...
El alma que sono tantas estrofas
y que tu pena canta.
?Quien cuidara tu Cristo...?
?Quien prendera tu lampara...?
Tu lampara y tu Cristo que alumbraron
sobre la noche inmensa de mi alma...
Voy a dejar tu pena... tu pena amiga
de las nubes que pasan...
que tiene tantas frondas como sus anos,
que tiene tantos nidos como sus obras.
Ha terminado el sueno
de mi noche de ayer, unica blanca...
y hay que decirte “ADIOS” desde la cumbre
de mi inmenso dolor. ?Adios, Temaca!
? Hijo de la vejez de mis martirios...!
?Hijo de mis entranas...!
Voy a perder de vista tu Camposanto
de viejas tapias
que enarbola sus cruces sobre lo excelso
de tu montana.Voy a dejar tus cumbre,
voy a dejar el alma...
el alma que sono tantas estrofas,
y tus tumbas que hablan...
?Para que sone tanto? La tumba aquella
que paso por mis ojos iluminada;
la cruz de piedra que forjo la mente;
la envejecida lapida;
Mi corona de muertos y siempre viva,
mi yedra azul, mi triste pasionaria,
la claridad de mis estrellas propias
y el dolor de los pobres que no aman...
Es decir, ?que todo es
Mas no lo quizo Dios. Mi tumba es otra
y otra sera la rama
donde suspensa quedara mi lira
que ha temblado el dolor... ?Adios, Temaca!
?Hijo de la vejez de mis martirios...!
?Hijo de mis entranas...!
Voy a dejar llorando tu Cementerio
de viejas tapias...
Voy a dejar tus tumbas,
voy a dejar el alma...
el alma que sono tantas estrofas
y tus tumbas que hablan.
Cuando lento y callado se alce el lucero
de la palida niebla de tus montanas...
cuando en haz de renuevos y de armonias,
desataron tus frondas la Serenata
de los vientos sonoros que alli dejaron
suspendidas las arpas;
cuando tenga el sabido retonos nuevos
que humedezcan tus aguas,
o vayan de tus frondas a columpiarse
los rayos de la luz y las calandrias;
entonces, por piedad, cuando eso sea,
piensa en el sonador, que en hora aciaga
ha dejado tu Cristo
y ha dejado tu lampara...
tu lampara y tu Cristo que alumbraron
sobre la noche inmensa de mi alma.
Si llegase a pasar alguna estrella
por tu cielo sin luz, en su mirada,
que acaso venga a iluminar tu Cristo,
te enviare el corazon: ?Adios Temaca...!
Adios, ultimo sueno
de mi noche de ayer, unica blanca.
Alfredo R. Plascencia
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