Ahora resulta que, según la Secretaría de Salud Jalisco, el río Santiago es un río límpido, cristalino, sin contaminación. Después de sesudos y científicos análisis, las autoridades locales encontraron que no, que nunca, que jamás el río Santiago ha estado contaminado. Quizá un poquito, casi nada. Por él corre agua limpia, agua que no mata, agua que no afecta la salud de los pobladores que habitan cerca de la cuenca del Santiago, agua que no contiene metales pesados, metales asesinos.
Eso dicen las autoridades, eso dice el secretario de Salud Jalisco, eso asume el gobernador Emilio González Márquez. Viven en su realidad, una realidad alejada de la que experimentan miles de personas: habitan una especie de burbuja donde los problemas de los de abajo jamás son conocidos, ni siquiera escuchados, mucho menos tomados en cuenta.
Los días jueves, viernes y sábado pasados se celebró en la ciudad de Guadalajara un encuentro convocado por el Colectivo de Organizaciones Ciudadanas por el Agua (Coloca). En la conferencia magistral, Pedro Arrojo, sin ambages, dijo sobre la presa de Arcediano: “almacenar agua de esa calidad, con metales tóxicos, para darle de tomar a la gente y bombearla a un costo impresionante: nunca vi esa barbaridad y miren que he visto muchas”. Sí, la presa de Arcediano es una barbaridad, no cabe duda.
Al encuentro de Coloca asistieron también autoridades estatales y federales para dar sus puntos de vista sobre la problemática del agua. El enviado de la Secretaría de Salud Jalisco, Juan Carlos Olivares Gálvez, argumentó que ellos no son los encargados de investigar la toxicidad de las aguas del río Santiago: si lo hacen es porque son “buena gente”. El cinismo en las palabras de Olivares Gálvez es característico de las autoridades estatales y federales: ¿quiénes son entonces los encargados de investigar si las aguas del río Santiago son aptas para los humanos?, ¿acaso no es competencia de la Secretaría de Salud Jalisco la salud de los jaliscienses?
Las autoridades estatales están empecinadas en construir la presa de Arcediano. La justificación del proyecto, según argumentan, es la necesidad imperante de dotar de agua a la Zona Metropolitana de Jalisco. Pero muchos especialistas mencionan que hay otras alternativas para abastecer de agua a la ciudad. Los panistas que dicen gobernar Jalisco ni ven, ni escuchan ni toman en cuenta. David Barkin, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, dijo acerca del gobierno estatal en el encuentro Coloca: “no solamente es incapacidad, sino mala intención, es decir, corrupción”.
La contaminación que a diario viven los habitantes de El Salto y Juanacatlán es insoportable: conviven con ella, luchan contra ella, quieren alejarse de ella. Pero no pueden porque las aguas que les llegan están completamente contaminadas. Utilizando las palabras de Andrés Barreda, otro de los ponentes en el encuentro de Coloca, es “una vergüenza planetaria lo que ocurre en El Salto, Jalisco”. Sí, en El Salto y en Juanacatlán el río Santiago es asesino; y la gente sufre, la gente se enferma, la gente muere por vivir cerca de un afluente contaminado, contaminado en demasía, contaminado a pesar de la negativa del gobierno estatal para reconocerlo.
Y también en El Salto se criminaliza a la gente: el activista ecologista Raúl Muñoz ha sido acusado toscamente de tráfico de drogas: nada más alejado de la realidad. Pero las autoridades panistas lo acusan y lo criminalizan porque él es incómodo, porque él es parte de la realidad, esa realidad que ellos no quieren ver, esa realidad que ellos niegan, que ellos no escuchan ni toman en cuenta.
El río Santiago está contaminado y eso no lo puede negar la Secretaría de Salud. Hay evidencias claras: el niño Miguel Angel López Rocha murió cuando cayó en el río asesino, río lleno de arsénico, de metales pesados. El cáncer y enfermedades renales son comunes en El Salto: los índices de incidencia superan por mucho la media estatal. Pero para las autoridades, las aguas del río Santiago son claras, límpidas, cristalinas; eso, sin duda, es un cinismo asesino. Por otro lado, con la presa de Arcediano, quieren que esas aguas putrefactas lleguen a todas las casas de la Zona Metropolitana de Jalisco; un genocidio, sin duda.
jorge_naredo@yahoo.com
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