sábado, 1 de noviembre de 2008
La tentación autoritaria -Mónica Pérez Taylor-
De la tendencia autoritaria al fascismo sólo hay 10 minutos de patadas. "Fascista" rezaban las mantas de protesta de los campesinos contra el Secretario de Seguridad del DF.
La tentación autoritaria
Mónica Pérez Taylor
1 Nov. 08
MURAL
Fresco aún el memorable discurso que pronunció Miguel Ángel Granados Chapa al recibir la medalla Belisario Domínguez, ocurre un hecho que viene a confirmar lo oportuno de su advertencia y que preocupa hondamente a millones de mexicanos: el crecimiento de las tendencias autoritarias y la criminalización de la protesta social.
Y es que, ante la pregunta de un empresario al titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, Manuel Mondragón y Kalb, sobre las acciones para retirar el plantón del Movimiento de los 400 Pueblos, éste respondió justo lo que su auditorio quería escuchar: "si de mí dependiera, los sacaba a patadas en 10 minutos" y añadió: "por cierto, muy bonita la visión. Ellas están muy guapas y ellos están muy atractivos". Y los señorones, embelesados por su, esa sí, hermosa desnudez, festejaron a las risotadas y los aplausos.
Cuánto me recordó lo anterior a nuestra ufana cúpula empresarial y jerarquía eclesiástica festejando la majadería que González Márquez extendió al pueblo de Jalisco como una muestra de que el dinero y el poder, algunas de las veces, lejos de ennoblecer, embrutecen. Para ellos, la tolerancia, la inclusión, la democracia y el humanismo son cosas del demonio.
Los hombres y mujeres campesinos de "Los 400 pueblos" se desnudan todos los días, desde hace cinco años, en el monumento a la Madre, como el último recurso para llamar la atención. Son paisanos del veracruzano Ramiro Guillén Tapia, inmolado tras 40 años de acciones infructuosas sobre los mismos agravios.
A Mondragón y Kalib el reconocimiento a su vulgar ofensa por parte del poder de facto le duró poco, cuando tuvo que dar cuenta al resto de los mexicanos: "mis declaraciones fueron en una reunión coloquial y reconozco que fueron desafortunadas".
Inadmisible resulta que se confunda el contexto de la firma de un convenio entre el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia del DF y la Coparmex con una "reunión coloquial", y que se utilice un lenguaje distendido que, si acaso, se permite en la confianza de lo familiar.
Esta declaración se inscribirá junto con otras infames como la de "mátenlos a todos", de Fidel Velázquez, al respecto del EZLN. O la del empresario de la Coparmex, Ricardo González Sada: "Hay que eliminar a AMLO"; y el último espeto de Fox: "Hay que partirle el queso a Andrés Manuel", todas, declaraciones antidemocráticas y bárbaras que deberían de ofender al conjunto de la sociedad y de llevar a la reflexión, porque asoman el odio de una minoría contra la mayoría, el rechazo a la oposición crítica y una clara tendencia al uso de la fuerza del Estado para eliminar conflictos en vez de resolverlos.
Dan miedo estos personajes y sus poses, propias de quienes saben dominan al País: la temible Coparmex. Destilan un odio de clase burgués lleno de discriminación, racismo, falta de respeto e insensibilidad y en total desapego a los derechos humanos. Ahí está, al acecho de saciar sus ansias de sangre, la mano dura. ¿Pero de dónde les nace a los privilegiados tanto odio contra el pueblo?, ¿por qué tanta saña, si a ellos precisamente el sistema sí les ha hecho justicia?
Y en Jalisco la tentación autoritaria se deja ver por igual. La Cámara de la Industria de la Construcción, en voz de su delegado Gustavo Arballo Luján, azuza al Gobierno para que ejerza "actos de autoridad" contra los intereses de "poquitos" que se oponen a obras como las presas de Arcediano y El Zapotillo, "sin temor por los derechos humanos". Queda claro que lo único que les interesa es que se inicien ya estas obras y muy lejos quedan los cuestionamientos hacia la inviabilidad de estos proyectos que no son de beneficio social, sino de beneficio empresarial.
La Red Nacional de Organismos Civiles señala que Jalisco es la entidad con mayor número de casos de represión y de criminalización de protestas sociales en el periodo 2007 y 2008, lo que confirma que los problemas irresueltos son vastos y se acumulan y rezagan hasta que la gente sale a la calle a protestar, y el Gobierno bruto e incapaz, a reprimir.
Las últimas cifras sobre la pobreza en México, según el Consejo Nacional de Evaluación (IPN) son aterradoras: 78.1 millones.
La prudencia indica que llegó el tiempo de poner atención a las demandas sociales básicas y de enfrentar las consecuencias de tanta indolencia gubernamental, o tomará algo más de 10 minutos de patadas para reprimir, torturar, encarcelar, desaparecer o criminalizar a semejante muchedumbre que legítimamente reclamará por su derecho a la sobrevivencia. De menos.
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