La Jornada
 
12 de septiembre de  2008
 
Luis Javier Garrido 
 
 
¿Puede un grupo gobernante, que ha sido señalado por su complicidad con el  crimen organizado —lo mismo con el narcopoder que con mafias de tráfico  trasnacional de influencias–, y que da muestras además de una evidente  ineptitud, seguir gobernando al país cuatro años más?
 
1. La crisis política latente que vive México por el cuestionamiento  generalizado de la sociedad a la gestión de Felipe Calderón Hinojosa, señalado  tanto por venalidad y corrupción como por su incapacidad inocultable para  ejercer el cargo, ha ahondado el escenario de descomposición de la vida pública,  que está culminando con las cada vez mayores expresiones de rechazo a la gestión  del segundo presidente panista, de parte tanto del pueblo como del sector  privado, que no parecen tener una salida institucional.
 
2. La sugerencia hecha hace unas semanas en el curso de una  entrevista por Porfirio Muñoz Ledo en el sentido de que debería buscarse la vía  para sustituir a Calderón utilizando los mecanismos constitucionales (como se  hizo en 1932 con Pascual Ortiz Rubio) fue respondida airadamente por el senador  Manlio Fabio Beltrones, quien afirmó que el PRI prefería buscar establecer en la  Constitución el principio de la ratificación obligatoria de los colaboradores  del Ejecutivo (a fin de paliar la ineptitud) mientras los voceros del gobierno  hablaron indignados de golpismo.
 
3. El descontento de las organizaciones cúpulas del sector  empresarial no ha dejado en tanto de manifestarse, con el arrepentimiento sin  duda del sector privado de haber contribuido, al imponer a Calderón por la vía  del fraude, al desastre institucional, en la que sí fue una actitud golpista,  pero con un renovado encono contra el michoacano por su ineptitud ante los  problemas de la economía y de la seguridad pública, que él ha agravado con su  campaña fascistoide de sacar al Ejército a las calles a amedrentar a la  población, lo que ha multiplicado la violencia al desertar decenas de miles de  soldados y agentes policiales, y pasarse al crimen organizado.
 
4. El descontento popular en tanto, que raya ya en la desesperación  por la carestía y el desempleo que no dejan de aumentar, se hace cada vez mayor  al constatar los mexicanos que no hay otra respuesta del gobierno panista ante  los problemas populares que una demagogia cada vez mayor en las campañas  permanentes de la propaganda oficial, que rebasan de lejos cualquier manejo de  desinformación en los años del PRI, y que no logra ocultar sus políticas  antipopulares y antinacionales.
 
5. La acusación más grave contra el panista que ocupa de facto  el Ejecutivo es, sin embargo, la de estar buscando entregar a la industria  petrolera mexicana, que es patrimonio estratégico de la nación, al capital  trasnacional al estar enredados su colaborador Mouriño y él mismo y otros  protegidos en una serie de actividades ilícitas y de compromisos ilegales.
 
6. La denuncia penal contra Felipe Calderón Hinojosa, presentada el  miércoles 10 por los abogados y catedráticos universitarios Jesús González  Schmal y Jaime Cárdenas Gracia, ante la Procuraduría General de la República  (PGR) por el delito de "traición a la patria" y por "ataques a las instituciones  constitucionales" (que está respaldada por muchos otros juristas), pidiéndole  que investigue y proceda en su contra por pretender éste violar la Constitución  al presentar sus iniciativas en materia petrolera que son abiertamente  contrarias a la misma (lo que de paso obliga al Senado a actuar conforme al  111), constituye en este contexto un acontecimiento de la mayor gravedad.
 
7. La denuncia pone una vez más a prueba a las instituciones, pues  la PGR y su titular Eduardo Medina Mora –vinculado a los intereses de Televisa–  han sido objeto de reiterados señalamientos tanto por subordinar sus funciones y  la aplicación de la ley a los dictados del Ejecutivo como por ser un nido de  corrupción vinculado a los cárteles del narcotráfico, y muy  difícilmente podrían actuar encubriendo a Calderón como ya lo hicieron en el  pasado reciente con sus cuñados y con la familia Fox.
 
8. El Senado, a su vez, se va a hallar también ante un predicamento,  pues en vez de ser la representación de los estados, cada vez más aparece como  una instancia que representa a los partidos, y es un espacio para las  componendas de la llamada "clase política", por lo que mal se vería encubriese a  Calderón en un asunto tan grave.
 
9. La retórica gubernamental y del Partido Acción Nacional sobre los  supuestos avances institucionales y democráticos de México está hecha trizas  tras los menos de dos años de gestión espuria de Calderón Hinojosa, y este  asunto va a ser sin duda el detonador de nuevas acusaciones. El cuestionamiento  que se da en el país no es sólo a Calderón, por su encumbramiento ilegal y los  presuntos delitos que está cometiendo o por su ineptitud, sino también a un  Congreso en manos de las elites partidistas, a la SCJN, el IFE y el TEPJF, que  actúan subordinados a Los Pinos como un aval de la ilegalidad prevaleciente,  sino prácticamente a todas las instituciones oficiales y a la "clase política"  en su conjunto.
 
10. Los que insiten en no ver la gravedad de la crisis institucional  y política por la que atraviesa México no están haciendo más que contribuir al  deterioro de toda la situación social, cultural y política del país, que es ya  inocultable, y que está conduciendo a que se fragüe una respuesta popular de  consecuencias imprevisibles.