jueves, 11 de junio de 2009

Actúa Calderón “como un idiota” en el caso de las guarderías subrogadas, afirma López Obrador


Querétaro, Querétaro
Jueves 11 de junio de 2009



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* Debe el presidente pelele ofrecer una disculpa pública a las familias que perdieron a sus pequeños, demanda * Exige que ya no se proceda a la subrogación de estancias infantiles del Seguro Social * No habrá esperanza para la mayoría de los mexicanos si la mafia de la política se mantiene en el poder, subraya


Foto: Archivo RadioAMLO/ Adriana Mendiola


Mientras el pueblo de México está consternado por la tragedia nacional que representa la muerte de 44 niños, de vidas inocentes, el presidente pelele Felipe Calderón salió a declarar “como un idiota” que están muy bien las instalaciones de las guarderías privatizadas, que se acondicionan en casas particulares y galerones, afirmó Andrés Manuel López Obrador.

Al conceder una entrevista al término de la reunión de evaluación con los integrantes de los Comités Municipales del Gobierno Legítimo de México de Querétaro, calificó a Calderón Hinojosa como “un idiota y un bandido” por expresar que hasta una cochera se puede habilitar como una guardería subrogada del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Al pedir los reporteros su opinión sobre la declaración del presidente usurpador sobre el estado en que se encuentran las estancias infantiles, el presidente legítimo de México aseguró que Calderón Hinojosa tenía el deber y la obligación de ofrecer una disculpa pública, expresar sus condolencias a los deudos, comprometerse a aplicar un castigo a los responsables de la muerte de los 44 infantes y anunciar que habrá un cambio radical en el manejo de las guarderías y que ya no se entregarán en concesión.

López Obrador aseguró que Felipe Calderón es responsable, junto con la mafia de Los Pinos, de la tragedia nacional. Por ejemplo, la mayoría de los mexicanos son tratados como ciudadanos de tercera y hasta de cuarta en el acceso a los servicios sociales y de salud.

Aclaró sin embargo en que “sólo los medios de comunicación le hacen caso a Calderón”.

En otro orden de ideas, expresó que los mexicanos no tendrán ni un hilo de esperanza si la mafia de la política, del dinero y del poder, integrada por Salinas, Fox y Calderón, entre otros, sigue dominando al país.

Este jueves, el presidente legítimo de México sostuvo reuniones con los integrantes de los Comités Municipales de Guanajuato y Querétaro. Mañana hará lo propio con los representantes de Guerrero y Morelos.

¡A las urnas!


Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia

Yo digo que si no vamos a las urnas, otra vez nos van a ganar los mismos abusivos de siempre: los delincuentes de cuello blanco
Yo digo que dentro de un mes demos una gran muestra de fuerza ciudadana.

Yo digo que estamos moralmente obligados a homenajear a todos los que a lo largo de 200 años han dado su vida por la libertad, la justicia y la democracia.

Yo digo que, a propósito, hoy es Jueves de Corpus.

Yo digo que ni la crisis económica ni el desempleo ni la incertidumbre ni la tragedia de Hermosillo nos deben amedrentar o abatir.

Yo digo que la rabia se manifiesta en las calles y no encerrados en nuestras casas.
Yo digo que con la abstención perdemos todo, todos. Yo digo que con la participación ganamos algo, todos.

A ver: no se trata de la polémica sobre la anulación del voto. Ni del voto en blanco. Mis respetos a quienes así lo decidan: a lo que voy es a la predicción de abstencionismo que según los expertos puede llegar a 65%; es decir, dos de cada tres ciudadanos pazguatos aplastadotes en su casa frente a la tele o encervezados en el restaurante mientras el otro de esos tres decide por todos; con el riesgo, por supuesto, de que sea un enviado específico de alguno de los partidos de los que tanto nos quejamos.

Yo digo que si no vamos a las urnas, otra vez nos van a ganar los mismos abusivos de siempre: los delincuentes de cuello blanco; los violadores de leyes y niños; los avorazados que hacen negocios seguros al amparo del poder; los que perpetraron matanzas como Acteal y Aguas Blancas; los que cerraron nuestros institutos productores de vacunas; los que desde sus oficinas magníficas generan más pobres cada día; los que han saqueado durante tantos años a este país; los que quieren robarnos el futuro; vamos, las ratas de dos patas, que diría la filósofa política Paquita la del Barrio.

Es muy en serio. No podemos dejarnos embozalar por los pillastres de cuarta; tenemos que ser ciudadanos de primera: ¡a las urnas!

Yo digo que podríamos darles una desagradable pero muy merecida sorpresa a los agoreros del desastre democrático.

Yo digo que ya es hora de decirles que estamos hartos de que decidan por nosotros.
Yo digo que ya es tiempo de restregarles en la cara que no nos pueden seguir engañando.
Yo digo que hay que decirles a las claras que este país es patrimonio de todos y no de unos cuantos.

A ver otra vez, yo ni loco intentaría imponer nada, sólo sugiero: por qué no, para empezar, ejercitamos la democracia ciudadana y en corto; discutámoslo en casa, en la oficina, con los condiscípulos, con los cuates. Ir a las urnas, como una posibilidad de expresar un esfuerzo por escoger alguna de las opciones, aunque ninguna de ellas nos deslumbre. Ir a las urnas para enviar un mensaje muy claro a los hombres y mujeres del poder de que no somos una masa informe sino la suma de individuos pensantes y actuantes.

Ir a las urnas para votar por quien se quiera. O para dejar claro nuestro rechazo con la anulación del voto. Para anotar el nombre de algún ciudadano honesto, de los que jamás son considerados por los partidos. O para escribir que “así no” o lo que se quiera. Pero ir a las urnas. Yo digo, ¿no?


En defensa del voto


ÁLVARO DELGADO

MEXICO, D.F., 8 de junio (apro).- El voto, por cuya vigencia efectiva se inició en México una revolución social hace exactamente un siglo y por cuya adulteración puede generarse un movimiento análogo, tiene un significado claro y radical: Apoyar o sancionar a quienes cumplen o traicionan sus compromisos con la sociedad.

Así, el voto es un puente --ciertamente efímero, pero contundente-- entre los ciudadanos y quienes los gobiernan y representan, que ratifica o retira la confianza de aquéllos conforme a los comportamientos de quienes deben estar sometidos a un escrutinio permanente y a una evaluación periódica.

De esto se trata la elección del 5 de julio. Y esto es lo que soslayan --deliberadamente o por ignorancia-- quienes llaman a anular el voto.

La convocatoria a abolir el sufragio, que por supuesto no debe ser de suyo anatematizada --aunque se trata de un fenómeno multifactorial que incluye maniobras desde los ámbitos del poder para escabullirse a la sanción popular--, parte de un aserto que es también conclusión: Todos los políticos y los partidos son iguales.

Y eso es falso: No todos son iguales, porque los hay peores.

No es sarcasmo: Convertir a todos los políticos y sus estructuras partidarias en siameses es muy popular --y a eso obedece este fenómeno del movimiento "anulista" y del "voto blanco"--, pero es al menos una imprecisión inaceptable.

Es como imponer el mismo nivel de responsabilidad del desastre económico de México al alcalde de Erongarícuaro, Michoacán, y a Felipe Calderón. El munícipe nada tiene que ver con las instrucciones que el otro individuo imparte en la conducción de la política económica del país.

¿Quién prometió generar un millón de empleos cada año y quién ofreció disminuir la pobreza de 15 millones de mexicanos y acabar con la pobreza extrema de 10? ¿Fue ese alcalde, algún gobernador, de cualquier partido político, o fue Calderón?

Y antes: ¿Quién ofreció crecer a tasas de 7% del Producto Interno Bruto y cambiar el modelo económico? Fue Vicente Fox con el respaldo del Partido Acción Nacional (PAN).

¿No ha sido el PAN, con Fox y Calderón, los continuadores de la misma política económica de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo? Ellos mismos se ufanan del mismo modelo.

¿El PRD, el PT, Convergencia y los otros partidos políticos harían exactamente lo mismo desde el Poder Ejecutivo? Quizás, pero sólo hasta que lo hagan podemos decir, en lógica elemental y con respeto a la inteligencia de las personas, que entonces sí son todos iguales.

Pongo estos ejemplos del Ejecutivo porque otra de las insuficiencias de la campaña para anular el voto es que concentra el repudio en la representación popular, particularmente la Cámara de Diputados, como si --otra vez-- el desastre que hay en el país es de su completa responsabilidad y, así, encubrir la ineptitud del gobierno federal.

A nivel de los partidos políticos hay, en efecto, abundantes pruebas de cómo éstos y sus cúpulas actúan con la lógica de facción, pero también es innegable que hay temas que los diferencian y que son los que deben concitar una reflexión previa a la decisión de votar o no votar, o votar con un tache para todos.

Por ejemplo, qué partido y políticos apoyan, auténticamente, la educación gratuita, laica y obligatoria y qué partidos conspiran, en los hechos, contra ella. Qué partidos y candidatos usan el presupuesto para instrumentar programas sociales o cuáles sólo los activan en época electoral.

Más aún: Qué partido político en el gobierno ha hecho que, por ejemplo, en una ciudad de un millón 200 mil habitantes, León, Guanajuato, haya sólo una preparatoria pública. Y qué partido político en el gobierno ha creado una preparatoria pública para cada una de las delegaciones en el Distrito Federal.

¿Es un llamado a votar por tal o cuál partido que ha hecho tales obras en el ejercicio de gobierno? No, sencillamente es discernir y no acogerse a la generalización que desinforma y deforma.

Qué partidos, candidatos y gobiernos defienden los derechos reproductivos de las mujeres y cuáles los conculcan. Qué partidos, candidatos y gobiernos respaldan a los emprendedores y quiénes, también en los hechos, matan la iniciativa particular.

Decir, al respecto, que todos son iguales es tanto como invocar que se ataque con todo el poder del Estado a los vendedores callejeros de artículos chinos sin considerar que éstos ingresan gracias a la magnífica corrupción en las aduanas, cuya responsabilidad tiene nombre y apellidos.

Decir que todos son iguales es convalidar, es claudicar ante el proyecto de facción vigente y ver como fatalidad la desesperanza, que paraliza y mata.

Yo voy a votar por quienes, pese a todo, defienden las causas en las que creo...

Comentarios: delgado@proceso.com.mx