jueves, 26 de julio de 2007

Comedia y estrategia

Utopía


Eduardo Ibarra Aguirre

Toca el turno a los actores de reparto. Ahora es José Luis Santiago Vasconcelos el que hace una destacada aportación a la comedia de enredos, contradicciones, usurpación de funciones y ridiculeces en que el grupo gobernante convirtió el caso de Zhenli Ye Gong.

Dijo el sub de la Procuraduría General de la República a Carmen Aristegui Flores que los abogados del empresario mexicano de origen chino –no le interesa registrar el desmentido del viceministro Li Bing, de la República Popular China--, aprovecharon muy bien el perfil sicológico de los mexicanos, el canibalismo político, la falta de solidaridad y hasta de “competitividad” que nos caracteriza –cito de memoria-- para confundir a los ciudadanos.

Como si Vasconcelos no entendiera los rudimentos de la división constitucional de poderes, le endilga al asiático el calificativo de delincuente. Además, se congracia con Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, quien cometió la misma usurpación de funciones al anunciar sobre Ye Gong: “Este señor estará tras la cárcel”.

Es precisamente el michoacano el que sale peor librado. Calderón es puesto en ridículo con la cadena de declaraciones contradictorias, excesos protagónicos de sus más cercanos colaboradores, empezando por Javier Lozano Alarcón y terminando con Eduardo Medina-Mora Icaza, quien resultó mejor describidor de billetes confiscados que jefe del Ministerio Público, como se reconfirmó en la repartición --de saliva-- de los más de 205 millones de dólares, al decir del segundo, entre la PGR, la Secretaría de Salud y la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La ausencia de la más elemental coordinación entre los actores de la comedia de desatinos, evidencia al poderoso jefe de la Oficina Presidencial, Juan Camilo Mouriño Terrazo. Aparte está lo que podrían considerarse errores deliberados para que el gobierno aporte su propia cuota de confusión, mientras regatea información puntual, como si no fuera suficiente la que todos los días divulgan los abogados del exitoso empresario del sexenio de la pareja presidencial.

A Los náufragos de Los Pinos, como bien llama el periódico Centro, los encabeza el titular del Ejecutivo federal, quien no se apiada de sí mismo. Ansioso de presumir éxitos, aseguró en Culiacán: La detención de Ye Gon “fue gracias a una petición de mi gobierno”. Nuevamente, el que juró ante el Congreso de la Unión --atropelladamente y rodeado por el Ejército-- “guardar y hacer guardar la Constitución”, se adelantó al veredicto judicial y sentenció al empresario como uno de los “principales responsables” de introducir y distribuir metanfetaminas.

La agencia antidrogas de Estados Unidos colocó en su sitio al abogado de la Escuela Libre de Derecho, al informar sobre la detención de Ye Gong por una investigación propia y por introducir a Estados Unidos 500 gramos de seudoefedrina, no las decenas de toneladas que introdujo a México de manera abierta e ilegal durante el desgobierno de Vicente Fox Quesada.

Ni siquiera la tenaz y persistente resistencia de los partidarios de Andrés Manuel López Obrador logró colocar en tan evidentes aprietos a Calderón Hinojosa y evidenciar a su gobierno como incompetente y divorciado de la verdad, en este más que delicado, peligroso caso al que difícilmente son ajenos funcionarios de primera línea de la Administración General de Aduanas y las secretarías de Hacienda y Crédito Público, Salud y Comunicaciones y Transportes.

Por ello, nada tiene de casual la acción concertada, por segunda ocasión, de los diputados de Acción Nacional y del Revolucionario Institucional para impedir que comparezca Juan José Bravo Moisés ante la comisión especial que investiga a Integradora de Servicios Operativos SA, y su presunto enlace con Ye Gong, Jorge Alberto y Manuel Bibriesca Sahagún.

Acuse de recibo

Aclara gentilmente el periodista Jorge Meléndez Preciado sobre Cuento mexicano (25-VII-07): “Hace tiempo escribí que el señor Felipe Calderón no es maestro por la Universidad de Harvard, donde sólo cursó algunas materias. Me trató de refutar Maximiliano Cortázar en El Financiero. Y le pedí las siguientes aclaraciones: Cuándo hizo su examen, cuál fue el nombre de su tesis, quiénes fueron sus jurados, qué calificación le otorgaron y cuándo le entregaron el título. Cuestiones que, obviamente, quedaron sin respuesta”... También escribe el investigador universitario Eric Ochoa Valdés: “Sobre el Cuento mexicano --ciertamente ya no chino-- al que una vez más, nos conduce el deteriorado ‘sistema mexicano’, tristemente agotado, decadente, deficiente, delincuencial, demagógico, pero sorprendentemente útil al sistema de poder’, y al que le podremos seguir nutriendo de chismes y más sorpresas durante lo que resta del primer año de ejercicio de esta administración y aun las siguientes, a los que casi todos los mexicanos continuaremos milando, subordinados y yo diría aún más, ‘abnegados al Estado’, sea quien sea y como lo conduzca sin que ello cuente mucho, ni que tan justo y aún más, depauperante lo sea”.

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