viernes, 3 de agosto de 2007

Reseña Guerra psicológica y militarización



El día de ayer reiniciaron las reuniones que se llevan a cabo en el círculo de estudios del SITUAM, nos acompañó el ex escudo humano en Irak y activista político, Marco Arturo Calderas, quien nos dio una interesante plática bajo el tema “Guerra Psicológica y Militarización”.


El ser humano es un ser gregario, su naturaleza es social y solidaria, nos buscamos en comunidad para satisfacer nuestras necesidades, tanto de subsistencia como muchas otras. Interactuamos y son estas relaciones las que nos permiten nuestro desarrollo.

Todo individuo requiere tener en su desarrollo emocional el proceso de pertenencia, sentirse parte de un grupo, pertenecer a un grupo, y este proceso se materializa con la aceptación de normas, lo que genera mecanismos de control social, que en un inicio eran naturales a la comunidad y que en esta época moderna han cambiado sustancialmente.

El Estado actualmente hace cumplir normas sociales contrarias a la naturaleza social, normas ajenas al individuo, que obedecen a intereses consumistas y bélicos. El Estado, dependiendo del momento histórico, imprime su sello particular a los mecanismos de control social. En un estado democrático se encargaría de regular los límites de la libertad y la convivencia, pero en un estado autoritario se utiliza la represión para generar obediencia.

Hemos sido testigos a través de la historia, del surgimiento de nuevos imperios, pero ¿qué ocurre cuando un imperio como actualmente el norteamericano impone sus políticas bélicas? ¿Cuándo cambia los valores de la vida por los de la muerte? ¿Qué sucede cuando se transita de la barbarie a la violencia sin pasar por la civilización? Se pervierten los mecanismos de control social. La sociedad actual, globalizada, que se ha gestado en base a valores bélicos, de consumo y negocios, requiere individuos aislados, sumisos y alienados a un orden social, cuyo control obedece a factores externos, como los de la industria bélica, el tráfico de drogas o la trata de personas. Este sistema económico se divide en un mercado legal y otro ilegal, y están vinculados por el sistema financiero y bursátil. Tenemos en México un ejemplo muy reciente, el caso del Chino, tenemos la industria legal que es la farmacéutica, las grandes corporaciones de guerra, los medios informativos, y por otro lado tenemos la industria ilegal, que es el secuestro, el lavado de dinero, el tráfico de drogas, y estas dos industrias se vinculan por los bancos, solapado por un narco-Estado corrupto. México es un paraíso fiscal, en el mundo existen 70 paraísos fiscales, de los negocios ilegales surgen 6 billones de dólares, ¿cómo entra tal cantidad de dinero al mercado legal? ¿quién lava el dinero? ¿¿quién vincula en el mundo estos dos tipos de negocios? Son los grandes bancos y la Bolsa de Valores. Esto nos muestra el grado de corrupción y perversión del sistema de producción y dominación. Este sistema implementa para su control eficaces mecanismos publicitarios, adecuados a justificar políticas de guerra, de muerte y no de vida, de aislamiento y no de colectividad. A partir del 11 de septiembre Bush declara un estado de guerra permanente a la humanidad, la derecha mundial articula ideologías en ese sentido y los procesos de militarización que recientemente el gobierno usurpador está imponiendo obedecen a estas políticas. Lejos de cualquier intento de soberanía, el actual gobierno espurio se rinde incondicionalmente y acepta seguir los dictados del imperio norteamericano.

La globalización de la militarización puede hacernos ver una escena de guerra que bien puede suceder en Irak, Colombia o Oaxaca, tal parece que hay un paquete tecnológico de represión y tortura, para aplicarse a nivel mundial, que consiste en capacitar soldados y fuerzas de represión para aplicar técnicas especiales obtenidas de investigación que se lleva a cabo por ejemplo en los campos de concentración de Gaza, donde se investiga los mejores métodos de tortura y guerra. Existen actualmente más de 500 000 científicos dedicados a investigar cómo matar mejor, científicos pagados por los grandes consorcios.

Ante la militarización, el individuo puede sentir impotencia o rabia, las personas que se dejan dominar por la impotencia, la desesperanza, la indefensión, terminarán perdiendo su identidad y colaborando, mientras que la rabia puede llevar a una situación de resistencia a la aceptación, resistir y no estar dispuestos a ser asimilados. Al sistema no le convienen individuos rebeldes que resisten, ni ciudadanos informados y responsables, por ello promueven estereotipos de personas aisladas, conformes, apáticas, gente que no se interese y que no participe. La televisión direcciona estas conductas pero las respuestas de las personas son diferentes, y es tarea nuestra analizar como podemos hacer para que se masifique la rebeldía, para que se profundice la resistencia en la sociedad, y hacia allá vamos.

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