sábado, 6 de octubre de 2007

Record de asesinatos en Iraq de los mercenarios de Blackwater

De www.rebelion.org

Partir el texto en columnas 05-10-2007
Record de asesinatos en Iraq de los mercenarios de Blackwater

Kate Randall
World Socialist Web Site

Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Tras la desgracia del tiroteo sangriento sucedido en Bagdad el 16 de
septiembre pasado, en el que se vieron implicados los mercenarios de
Blackwater USA, va saliendo a la luz cada vez más información sobre
las operaciones en Iraq de esa y otras firmas similares.

El Ministerio iraquí del Interior sostuvo que en la masacre fueron
asesinados hasta 20 civiles iraquíes y heridos varias docenas más, y
que las acciones de los contratistas de seguridad no respondieron a
provocación alguna. Hasta la fecha, Blackwater no ha publicado
información alguna sobre el incidente, aunque ha mantenido que sus
guardias dispararon en defensa propia.

Nuevos detalles sobre los disparos del 16 de septiembre y otros
incidentes violentos en que se ha visto implicada Blackwater
demuestran que la firma de seguridad viene actuando con total
impunidad en Bagdad y en otras áreas de Iraq, disparando sobre civiles
desarmados sin que medie provocación alguna. Informes del Departamento
de Estado estadounidense, que probablemente infravalora los incidentes
violentos de Blackwater, muestran que desde principios de año los
guardias de Blackwater fueron desplegados en 1.873 misiones y que
efectuaron disparos en el curso de 56 de ellas.

A pesar de la extendida indignación de la población civil por el
episodio, y de las peticiones del gobierno iraquí para que la firma de
seguridad salga del país, los convoyes armados de Blackwater continúan
patrullando por Bagdad escoltando a los diplomáticos estadounidenses.

Según la información proporcionada al New York Times por un oficial
estadounidense que estuvo haciendo averiguaciones para una
investigación sobre el mencionado tiroteo, durante el mismo, hubo al
menos un guardia que continuó disparando sobre los civiles mientras el
resto le pedía que parara. Un portavoz de Blackwater no confirmó
ninguno de esos detalles.

El suceso empezó alrededor de las 11,50 horas cuando se estaban
reuniendo un grupo de diplomáticos de la Agencia estadounidense para
el Desarrollo Internacional (USAID, en sus siglas en inglés) en un
recinto protegido situado a una milla (1) al noroeste de la plaza
Nisur.

Una bomba explotó a unos cuantos cientos de yardas (2) de donde se
reunían los diplomáticos de USAID. En lugar de esperar unos 15-30
minutos, como es práctica habitual, para que las cosas se calmaran,
los convoyes de Blackwater procedieron a trasladar rápidamente a los
diplomáticos hacia el sur, hacia la Zona Verde, a través de la plaza
Nisur.

Al menos cuatro vehículos todo terreno de Blackwater bloquearon el
tráfico que entraba en la plaza por el sur y el oeste y algunos
guardias armados salieron de sus vehículos tomando posiciones para
atacar.

A las 12,08 horas, al menos uno de los guardias, que no ha sido
identificado, disparó contra el conductor de un coche que se acercaba
a la plaza, matándole. Siguieron disparando y mataron también a una
mujer que iba en el asiento del copiloto –Mahisin Muhsin, una doctora-
y al bebé que sostenía en brazos. Y después lanzaron una granada o una
bengala hacia el coche, prendiéndole fuego.

El oficial de tráfico Ali Jalaf, que estaba allí, dijo a la Agencia
France-Presse que los estadounidenses continuaron disparando: "Los
estadounidenses disparaban contra todo lo que se movía con una
ametralladora e incluso con un lanzagranadas. Hubo mucho pánico. Todo
el mundo trataba de huir. Los vehículos intentaban girar en U para
escapar. Había muertos y heridos por todas partes. La carretera estaba
llena de sangre. Un autobús fue alcanzado también y varios de sus
ocupantes resultaron heridos".

Añadió que dos pequeños helicópteros negros que planeaban sobre el
lugar fueron descendiendo y rociándolo todo con fuego de
ametralladora.

Una de las asesinadas fue Ghania Hussein, madre de ocho niños, que
estaba subiendo a un autobús que iba hacia la plaza con su hija Afrah
Sattar. Cuando los guardias de Blackwater se volvieron hacia el
autobús, Sattar gritó: "Mama, van a dispararnos". Momentos después una
bala atravesaba el cráneo de su madre y la mataba.

"Son unos asesinos", dijo Sattar de los guardias de Blackwater. "Lo
juro por Dios, nadie disparó ninguna bala contra ellos. ¿Por qué nos
dispararon? Mi madre no llevaba ningún arma."

Tras la masacre del 16 de septiembre, EEUU inició una serie de
investigaciones sobre el incidente así como sobre las actividades de
Blackwater y otras firmas de seguridad. Aunque esas investigaciones
suponen un intento de controlar los daños, también reflejan las
tensiones alrededor de las operaciones de los mercenarios alquilados
tanto entre el ejército estadounidense y el Departamento de Estado
como entre la administración Bush y el régimen títere iraquí.

Después de los tiroteos, una comisión conjunta EEUU-Iraq, integrada
por miembros de la Embajada estadounidense y el Ministerio iraquí de
Defensa, más cinco funcionarios del Departamento de Estado, tres
oficiales militares estadounidenses y ocho iraquíes, inició una
investigación. Aunque el Primer Ministro Nuri al-Maliki había dicho en
un principio que Blackwater debería salir inmediatamente de Iraq,
pronto se echó atrás y se mostró conforme con esperar a los resultados
de la investigación. El pasado sábado, la comisión aún no se había
reunido ni había respondido a las peticiones de información formuladas
por el gobierno iraquí.

El pasado viernes, el Departamento de Estado anunció que iba a enviar
un equipo a Iraq para que evaluara las medidas de seguridad utilizadas
para proteger a los diplomáticos estadounidenses. Sin embargo, la
Secretaria de Estado Condoleezza Rice no ha tomado medida alguna que
suponga algún cambio en las políticas que afectan a los 842 guardias
de Blackwater que trabajan para el Departamento. El Departamento de
Estado continúa defendiendo a la firma de seguridad, manifestando que
los guardias habían sufrido una emboscada en la plaza Nisur y que
reaccionaron de forma adecuada.

El Vicesecretario de Estado John Negroponte declaró que el
Departamento de Estado había llevado a cabo "una estrecha supervisión
de Blackwater" en Iraq. "Cuando serví como embajador en Iraq, me sentí
personalmente agradecido por la presencia de mi destacamento de
seguridad de Blackwater, integrado en gran medida por antiguas Fuerzas
Especiales y otros militares", dijo.

El Departamento de Estado está recibiendo presiones del gobierno
iraquí para que investigue siete sucesos en los que Blackwater se ha
visto implicada desde comienzos de año, pero los funcionarios del
Departamento han declarado que sólo van a revisar cinco.

El gobierno iraquí ha amenazado con someter a los guardias de
Blackwater a la ley iraquí y está considerando la legislación que
permitiría poner bajo su control la supervisión de los contratistas
privados. Esto es bastante improbable, ya que, bajo las provisiones
adoptadas por EEUU tras la invasión de 2003, los militares y
contratistas extranjeros gozan de inmunidad ante la ley iraquí.

Uno de los incidentes que el gobierno de Maliki quiere investigar tuvo
lugar el 9 de septiembre, una semana antes del último tiroteo de
Blackwater. Batul Mohammed Ali Hussein, empleada en las oficinas de la
aduana iraquí en la provincia de Diyala, llegó a Bagdad para pasar
allí un día y resolver papeleos en la oficina central, cerca de la
fortificada Zona Verde.

Según un relato aparecido en el Seattle Times, cuando salía del
edificio de las aduanas pasaba por allí un convoy de la Embajada de
EEUU bajo la protección de Blackwater. Cuando los guardias ordenaron a
unos trabajadores de la construcción que se movieran hacia atrás, los
trabajadores respondieron lanzándoles piedras. Los testigos dijeron
que entonces los guardias rociaron de balas la intersección.

"Hussein, que se encontraba en la calle en el lado de enfrente al
lugar en construcción, cayó al suelo con una bala en la pierna. Como
ella trataba de moverse y dio un paso, los testigos dijeron que un
guardia de seguridad de Blackwater le disparó múltiples veces. Murió
en el acto, según informó el Seattle Times. "Antes de que acabara el
tiroteo, otras cuatro personas cayeron asesinadas en lo que fue el
comienzo de ocho días de violencia".

Tres días después, los guardias de Blackwater regresaron a la plaza
Al-Jilani aterrorizando a sus residentes, arrojando botellas de agua
congelada contra los parabrisas de los coches y los escaparates de las
tiendas.

Otro incidente que implicó un tiroteo tuvo lugar la víspera de la
última Navidad y afectó a un guardia iraquí del vicepresidente de
Iraq, asesinado por un contratista borracho de Blackwater, que fue
sacado inmediatamente del país, exasperando al gobierno iraquí. Aunque
este asesinato está siendo investigado por el Departamento de Justicia
de EEUU, como el crimen tuvo lugar fuera del país, no está muy claro
qué ley podría aplicarse.

La indignación iraquí sigue aumentando ante el sangriento balance de
muerte y de violencia gratuita desencadenada por los contratistas de
seguridad, por ello, el Secretario de Defensa estadounidense Robert
Gates ha enviado a Iraq un equipo de cinco hombres para que investigue
las relaciones entre las fuerzas del ejército estadounidense y esas
firmas privadas. Las acciones de esos mercenarios en alquiler están
atrayendo de nuevo la atención sobre los crímenes de la ocupación
estadounidense y sobre la creciente debacle que asola Iraq.

La pasada semana, un alto cargo del Departamento de Defensa envió una
directiva de tres páginas a altos oficiales del Pentágono ordenándoles
que revisaran las normas que regulan el uso de armas de los
contratistas y, según se dice, que empezaran acciones legales contra
aquellos que hayan violado las leyes militares. En una copia de la
directiva obtenida por Los Angeles Times, el Vicesecretario de Defensa
Gordon R. England escribió: "Los comandantes tienen autoridad UCMJ
[Código de Justicia Militar de EEUU] para desarmar, prender y detener
a los contratistas del DoD [Departamento de Defensa] sospechosos de
haber cometido felonías violando las normas sobre el uso de la
fuerza".

Debería no olvidarse que éste es el mismo Departamento de Defensa que
ha rechazado procesar a cualquier oficial militar de alto rango que
estuviera vinculado con las múltiples atrocidades en Iraq que han
llegado a ser de conocimiento público, desde Abu Ghraib a Hadiza, a
Mahmudiya, a Faluya, etc… Ni tampoco que, además, está bien
establecido que las "normas de conducta" promulgadas por los
comandantes en Iraq permiten, cuando no fomentan, el asesinato de los
civiles iraquíes.

En testimonio ante el Comité de Asignaciones del Senado sobre la
petición de la administración Bush de una suma adicional de 189,3
miles de millones de dólares para financiar las guerras en Iraq y
Afganistán en 2008, Gates dijo: "Me preocupa saber si ha habido
suficiente responsabilidad y supervisión en la región acerca de las
actividades de esas compañías de seguridad".

Los comentarios del Secretario de defensa ponen de relieve las
tensiones entre el ejército estadounidense y los mercenarios
alquilados de Blackwater USA y otros contratistas de seguridad que
actúan en Iraq: las compañías estadounidenses DynCorp International y
Triple Canopy, y las británicas Aegis Security y Erinys International.
Se estima que entre 20.000 y 48.000 contratistas armados, en al menos
25 compañías de seguridad privada, operan en la actualidad en Iraq.

Por lo general, esos contratistas ganan mucho más que los soldados
estadounidenses. Los guardias de Blackwater que proporcionan seguridad
al Embajador estadounidense Ryan Crocker y a otros diplomáticos pueden
llegar a ganar hasta 1.000 dólares al día, más de diez veces la paga
del peor pagado soldado estadounidense y más de cuatro de la de un
general de cuatro estrellas.

Muchos de ellos tienen antecedentes en los Navy Seals (1) o en la
Fuerza Delta del Ejército (2), y hacen gala de estar hambrientos de
sangre y violencia y de un abierto desdén hacia la población civil.
Conducen a altas velocidades a través las barriadas iraquíes,
asomándose a los vehículos para apuntar a la gente con sus armas y
berrear obscenidades a los vecinos.

En un caso presentado en un tribunal civil el pasado mes en Virginia
contra Triple Canopy, dos antiguos empleados del contratista
testificaron que su supervisor –que en tiempos anteriores había
pertenecido al ejército- disparó indiscriminadamente contra dos
vehículos civiles iraquíes en la carretera del aeropuerto en Bagdad,
diciéndoles que quería "matar a alguien" antes de salir de vacaciones.
Él lo negó.

Estos mercenarios forman parte de la privatización de las operaciones
militares estadounidenses (3). Cuando EEUU invadió Iraq en marzo de
2003, compraron la mayor fuerza de contratistas privados jamás
desplegada en las guerras modernas. Mientras que durante la Primera
Guerra del Golfo la ratio de tropas respecto a los contratistas
privados era de 60 a 1, en la actual guerra en Iraq los operativos
empleados a nivel privado superan a las tropas estadounidenses, con
180.000 personas contratadas implicadas tanto en tareas de seguridad
como de otro tipo, y procedentes de más de 100 países, comparado con
la presencia oficial militar estadounidense de 160.000 tropas.

En el desencadenamiento de las guerras en Iraq y Afganistán, inmensas
sumas de dinero se han ido canalizando hacia los bolsillos de los
compinches de la administración Bush y de las corporaciones
multinacionales estadounidenses. Aunque no es fácil disponer de las
cifras de gastos que en EEUU se destinan a los mercenarios y a los
servicios de los contratistas privados, algunas estimaciones del
Congreso señalan que 40 céntimos de cada dólar gastado en la guerra
van a parar a manos de los contratistas privados. Se estima que EEUU
gasta unos 2.000 millones de dólares a la semana en las operaciones en
Iraq

Se canalizan beneficios multimillonarios en dólares hacia compañías
como Halliburton, en la que el Vicepresidente Cheney trabajó
anteriormente como Director Ejecutivo. En los primeros días de la
guerra, se concedió a Kellogg, Brown and Root (KBR) –filial de
Halliburton- un contrato sin licitación, valorado en decenas de
millones de dólares, para apagar el fuego de los pozos de petróleo
iraquíes. KBR tiene también miles de contratistas militares sobre el
terreno en Kuwait y en Turquía como parte de un contrato gubernamental
por un valor próximo a mil millones de dólares.

Blackwater USA ha conseguido contratos gubernamentales para
proporcionar seguridad al embajador estadounidense, Ryan Crocker, y
otros diplomáticos en Iraq por un total de al menos 800 millones de
dólares. Y, muy recientemente, se le ha concedido un inmenso contrato
del Departamento de Estado para proporcionar servicios en Iraq
mediante helicóptero.

Cofer Black, anterior Coordinador para Contraterrorismo en el
Departamento de Estado y anterior Director del Centro de
Contraterrorismo de la CIA, es vicepresidente de Blackwater. El
antiguo director de divisiones de la CIA, Robert Richer, se unió a la
compañía como vicepresidente de inteligencia en 2005.

La compañía, con sede en Carolina del Norte, ha entrenado a más de
20.000 mercenarios que están preparados para desplegarse en las
guerras por todo el mundo. Blackwater ha alquilado también a 60
comandos chilenos que habían sido entrenados durante la dictadura de
Pinochet.

Bajo la situación actual de oposición creciente a la guerra en Iraq,
la administración ha montado un ejército de facto en la sombra con
tropas de choque que pueden ser utilizadas para proseguir esa y otras
empresas militares impopulares en la "guerra contra el terror" global.
Esos mercenarios no tienen responsabilidad ante el Congreso, el
ejército estadounidense o las leyes internacionales que rigen la
guerra y los crímenes de guerra.

La reciente avalancha de asesinatos violentos realizados por los
mercenarios de Blackwater en Iraq debe servir como advertencia de la
amenaza que supone una elite gobernante que subordina los intereses de
la inmensa mayoría de la población a sus beneficios y aventuras
imperialistas. Esos elementos mercenarios fascistoides están siendo
preparados para ser lanzados en EEUU contra los jóvenes y trabajadores
que se resisten ante los crecientes ataques contra sus niveles de vida
y contra los derechos democráticos.

N. de la T.:

(1) una milla: 1.609 metros.

(2) una yarda: 0,9144 metros.

(3) Sobre el fenómeno de la privatización de la guerra, pueden
consultarse los siguientes artículos:

http://www.nodo50.org/csca/agenda2003/sinfo_22-12-03.html;

http://www.nodo50.org/csca/agenda2004/iraq/sinfo_7-03-04.html

http://www.nodo50.org/csca/agenda2004/iraq/sinfo_7-05-04.html

http://www.nodo50.org/csca/agenda2004/iraq/sinfo_31-05-04.html

http://www.nodo50.org/csca/agenda2004/iraq/sinfo_2-06-04.html

(4) Navy SEAL: Fuerzas de la Marina por mar tierra y aire, son fuerzas
especiales estadounidenses utilizadas en guerra de guerrillas, guerras
no convencionales, acción directa, contraterrorismo, rescate de
rehenes y operaciones especiales

(5) Delta Force: fuerza dedicada fundamentalmente a tareas de
contraterrorismo y operaciones de intervención nacional, aunque está
preparada para asumir misiones de todo tipo, sobre todo las relativas
a rescatar rehenes, asaltos y asesinatos secretos de fuerzas enemigas.

Enlace con texto original en inglés:

http://www.wsws.org/articles/2007/oct2007/blac-o01.shtml

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