Por Juan José Mena Carrizales
Una serie de discusiones se ha desatado por igual entre diversos grupos políticos con los que mantengo diálogo regularmente referentes a la situación de los Estados Unidos. Las cuales van desde la reacción chovinista de atacar cualquier discusión internacionalista de malinchismo, hasta negarle la completa relevancia a lo que está pasando en Estados Unidos, e incluso en el caso de brindar la explicación de como el sistema financiero internacional llegó a su actual derrumbe, surge el debate de si por hacerlo se aceptan lo esquemas del capitalismo liberal, o los monetaristas y liberales en general, que por apelar al poder del Estado en la reorganización económica asumen la idea de que necesariamente se camina a un Estado autoritario, a tales opiniones extiendo el presente comentario.
El echar ojo a lo que pasan los Estados Unidos ocurre a dos niveles, por un lado observar lo que clase financiera y corrupta ha hecho en los últimos años con la economía global en la que los axiomas económico introducidos vía Wall Street, la City de Londres y Amsterdam ha desencadenado la mayor crisis económica que viven actualmente muchas naciones del orbe. Y el probable hundimiento del dólar estadounidense, con la política de la Reserva Federal de mantener las tasas de interés abajo, caracterizaría una serie de bancarrotas internacionales que sólo agravara la situación ya de por sí terrible.
El hecho es que el mantener las tasas de interés bajas por la Reserva Federal tiene el objetivo de bombear dinero a los círculos financieros, del cual la caída reciente de las bolsas de valores es sólo la punta del iceberg, en realidad hay un de operaciones especulativas, más allá de lo públicamente perceptible, a través de la serie de derivados financieros, todos ellos maquinación original del sacerdote del liberalismo y la desregulación económica, Alan Greenspan.
Por otro lado, se tiene que observar al pueblo estadounidense. Se cuestionará cómo defenderlos ante la alienación, que por ejemplo vimos en la reciente expresión del Super Tazón, que no hace sino darnos más argumentos de aquéllos que defienden a ultranza la pseudocultura chatarra de la filial de Grupo Prisa, Televisa en México, con sus por-novelas y futbol. El hecho es que ese pueblo estadounidense actualmente alienado por CNN, que permitió la agresión en Irak y Afganistán, por sólo recordar los casos militaristas más recientes es víctima de una corrida especulativa como las que históricamente las naciones de centro y sudámerica, estamos acostumbrados a conocer.
Tenemos un pueblo estadounidense que se ha mantenido como víctima de lo que los sociólogos (ideología de izquierda) y los mercadotecnistas (ideología de derecha) han tenido bien a denominar "medios de comunicación para las masas".
Sin embargo, ésto no quiere decir que el pueblo estadounidense, las familias, hayan perdido el derecho a sus garantías inalienables. Y ante el brinco del chovinista por la anterior, declaración que en su propia reflexión debiera hallar expresión de su inmoralidad, pues entre esas familias que habitan territorio estadounidense se encuentra un amplio sector con vínculos consanguíneos con nuestras naciones al sector sur del Río Bravo.
No tiene caso entrar a la discusión del detalle de los procesos en marcha: que si la caída de los ingresos de remesas, la hiperinflación en marcha, el desempleo masivo, contracorridas especulativas contra materias primas.
Hay que discutir la solución.
El economista Lyndon LaRouche, frente a ésto ha planteado una política de dos ventanillas para la resolución del actual problema económico, la misma que plantean los revolucionarios clásicos: la a) De reorganización por bancarrota de todos las deudas espurias del sector financiero y con préstamos de tasas de interés altas para las operaciones especulativas; y b) De protección del sector productivo y funciones sociales esenciales: desconocimiento de deudas ilegítimas y crédito barato, alrededor 1 o 2% para la industria, el campo, proyectos de infraestructura de gran envergadura, en el sector hidráulico, energético y de comunicaciones, así como la protección del sistema de salud, de pensiones y educativo por parte del Estado.
Muchos dirigentes están reconociendo la gravedad de las situación económica actual. Que estén ubicados en una perspectiva más realista no implica que vayan a tomar una actitud más moral o técnicamente correcta, pero implica que hay más probabilidades de que lo hagan de un monetarista que no reconoce ni siquiera la caída de la economía de los Estados Unidos.
Entre ellos se encuentra la candidata presidencial estadounidense, Hillary Clinton, el gobierno de Ecuador de Rafael Correa, Ana Cristina Kirchner de Argentina, Hugo Chávez de Venezuela y Evo Morales de Bolivia y el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, en nuestro continente. En Asia, Rusia, China e India han demostrado procesos de discusión política que avanzan hacia la planeación de alternativas a la situación actual. En Europa, sólo el parlamento italiano ha dado la nota.
Sé que entre los que leen ésto puede haber o no simpatías por tal o cual determinada figura política. Parafraseando a un líder revolucionario: no pretendamos hacerlos santos, a estas alturas se han cometido muchos errores, lo que necesitamos es la posibilidad de la revolución y éso expresa propósitos que son mejores.
México tiene la curiosa característica de ser el único país que tanto geográfica como culturalmente es norteamericano y sudamericano. Muchos se asustarán por la anterior declaración, pero es cierta. Somos el país que está más influido política, cultural y moralmente por los Estados Unidos. Pero al mismo tiempo somos un país del Sur, pues a partir de la zona mesoamericana comienza la región y la esperanza de Centro y Sudamérica.
Garantizar los elementos básicos de desarrollo, no sólo es un asunto de subsistencia, sino de justicia, libertad y progreso.
No permitamos nos fragmenten, usemos nuestra virtud en la diplomacia internacional. No me crean, pero cuando los mexicanos hablan, Dios los oye.
Y el que leyó atentamente este artículo sabe lo que en términos de relaciones internacionales, con este dicho de sabiduría popular, pretendo expresar.
El autor expresa libremente su perspectiva, ninguna organización o grupo, es responsable de su punto de vista personal aquí presentado libremente para su ulterior análisis y reflexión.
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