domingo, 5 de agosto de 2007

Calderón ante el narco



Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre

Saturados como estamos de información presentada en forma inconexa y sin mediar contexto –menester en el que son expertos el duopolio de la televisión y el oligopolio de la radio--, resulta agradecible que Ricardo Ravelo Galo nos recuerde que el tema del que menos se ocupó Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, durante la campaña por la Presidencia de la República, fue el narcotráfico.

Unas cuantas líneas usó el michoacano –recuerda el reportero veracruzano-- cuando “buena parte de la República estaba incendiada por la inseguridad pública –decapitaciones, ‘levantones’ y ejecuciones sacudían al endeble gobierno foxista, ante la falta de liderazgo y de voluntad del mandatario de las botas vaqueras”, que cobró la vida de 3 mil mexicanos durante el “sexenio del cambio”.

El breve mensaje lo envió Calderón Hinojosa el 26 de febrero de 2006, desde Ciudad Juárez, Chihuahua, --“la cuna del cártel que ahora comanda Vicente Carrillo Fuentes: la organización criminal quizá mejor relacionada con el poder político, desde el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León”--, en el que puso en claro los lineamientos que animan las políticas que ahora aplica y que no tienen como propósito “acabar con el narcotráfico”.

Para el reportero que hace 11 años se incorporó a la plantilla de Proceso a cubrir la fuente policiaca porque no había otra libre, los operativos militares publicitados hasta el hartazgo, “parecen tener un solo fin, según se observa: acabar con el llamado narcotráfico desorganizado, para dejar en libertad de actuar a las grandes elites que manejan el tráfico de drogas a gran escala”.

Todo el escándalo mediático, el costo para el erario y el despliegue del Ejército en tareas policiacas, para lo cual el abogado de la Libre de Derecho y economista del ITAM convirtió a la ley de leyes en papel higiénico, fue para hacer frente “con instrumentos improvisados, al combate de las células desorganizadas”.

Los objetivos son la legitimación como presidente de la República a base de medidas espectaculares y cogobernar con el Ejército.

Cuenta el de Cosamaloapan de Carpio, que en la agonía del sexenio que favoreció al cártel de Joaquín Guzmán Loera, la corrupta y enriquecida pareja presidencial se dio tiempo y fuerzas para imponer a Guillermo Galván Galván como secretario de la Defensa, frente a Tomás Ángeles Dauahare, brazo derecho de Enrique Cervantes Aguirre y autores intelectuales junto con Rafael Marcial Macedo de la Concha de la farsa de los consejos de guerra contra el general José Francisco Gallardo Rodríguez y del hostigamiento contra la revista Forum –que este mes arriba al cumpleaños número 16-- y sus anunciantes.

Sometido al poder militar con todo y casaca verde olivo que le quedó grande al de Morelia, los capos operativos continúan al frente del boyante negocio que destruye a la República. Cierto: 15 de ellos fueron extraditados a Estados Unidos, pero más por “obediencia sin límites” a Washington que por una política de combate sostenido al narco.

Además, buena parte de los integrantes de los cuerpos policiacos de todos los niveles, la AFI foxista incluida, forman parte de los equipos de seguridad y protección de los cárteles. Con tal eficacia y lealtad que se baten entre ellos para proteger a jefes, rutas y productos.

Y los barones de los recursos financieros que arrojan las drogas, despachan en las torres más exclusivas de la aldea global, porque son los dueños de ésta. Sólo movilizan 500 mil millones de dólares anuales.

La información que proporciona Ravelo en Herencia maldita. El reto de Calderón y el nuevo mapa del narcotráfico, abona a la tesis que sostienen varios estudiosos, entre ellos Carlos Fazio: “México se ha convertido en un Estado de tipo delincuencial y mafioso; en un narco-Estado”.

Acuse de recibo

William Rodríguez Blanco remitió la quinta misiva en una semana a este pequeño espacio que es de todos los lectores. La escalada de adjetivos pasó del perredismo como “su partido”, a Andrés Manuel López Obrador como “su caudillo y mesías” y ahora “su Dios”. Me sugiere leer a los colegas Raymundo Riva Palacio Neri y Ricardo Alemán Alemán, escribir como José Carreño Carlón porque “no se hace rodear de columnas de otros periodistas, a mi no me interesan los comentarios adjuntos, quiero leer los que escriba usted”. El señor se refiere a las fuentes informativas que utiliza Utopía, nombre que también le molesta... Magdalena Barba Ávila replica: “Con relación al ‘comentario’ de W. Rodríguez, basta citar al inefable Cervantes y al no menos admirable Galeano: ‘Ladran los perros, Sancho; señal que cabalgamos’. ‘La utopía está en el horizonte; camino dos pasos y ella se aleja dos pasos; camino diez pasos y ella se corre diez pasos más allá. ¿Entonces, para qué sirve la utopía? Para eso sirve, para caminar’. Un abrazo y adelante con la importante labor periodística que representa tu aportación a la búsqueda de una verdadera democracia”... Gerardo Unzueta Lorenzana presentó Tres años de lucha política de izquierda.

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