lunes, 25 de febrero de 2008
Especialistas de la UdeG encontraron cianuro, cadmio, plomo y arsénico, entre otras sustancias
La cuenca Lerma-Chapala-Santiago, reportada desde 2004 como de las más contaminadas del país
JUAN CARLOS G. PARTIDA
Imagen del arroyo de Las Pintas, en la Cuenca del Ahogado
Lupa
Imagen del arroyo de Las Pintas, en la Cuenca del Ahogado Foto: HECTOR JESUS HERNANDEZ
Un estudio interdisciplinario de la UdeG realizado entre enero y mayo de 2004 determinó lo evidente: la cuenca del sistema hídrico Lerma-Chapala-Santiago está reportada como una de las más afectadas por la contaminación en el país. Por las aguas del río Santiago, a su paso por El Salto y Juanacatlán, los especialistas encontraron, hace cuatro años, concentraciones por encima de la norma en cianuro, plomo, cadmio, mercurio, aluminio y arsénico, este último el metaloide que intoxicó en enero pasado a Miguel Angel López Rocha y lo llevó a la muerte.
El análisis central fue presentado por el Centro Universitario de Ciencias de la Salud y refiere no solamente lo encontrado, sino las consecuencias de que los seres vivos puedan tener contacto directo –ingerido, absorbido o inhalado– con esas sustancias y elementos. Entre otras, en el organismo humano puede desatar diversas alteraciones de los sistemas reproductivo y nervioso, retraso en el aprendizaje, pérdida de memoria, cáncer y alteración al tejido óseo, principalmente en niños, mujeres embarazadas y ancianos.
El estudio también reportó que con la construcción de una presa en Arcediano y la inundación de grandes espacios cubiertos de vegetación, se intensifica el proceso de descomposición, ya que varios elementos químicos presentes en el suelo y en la vegetación quedan disponibles para ser transformados por la acción de las bacterias presentes, como el mercurio en metilmercurio, cuyo incremento en su presencia en el agua trae consigo un riesgo de intoxicación para quienes la ingieran.
También, dada la actividad agrícola de la región desde Los Altos, la Ciénega y El Salto y Juanacatlán, el cauce está contaminado por plaguicidas de alta toxicidad que se utilizan en grandes cantidades, como lo reporta el estudio de la contaminación del agua y de los sedimentos del río grande Santiago desde su nacimiento hasta la presa San Rosa en 2001, encargado por el propio gobierno de Jalisco en el análisis de la contaminación del sistema Lerma-Chapala-Santiago.
Por eso, los estudiosos universitarios señalan que un proyecto relacionado con el abastecimiento de agua desde Arcediano debe incluir un estudio de riesgo de estos plaguicidas, que pueden ser una de las causas de efectos perturbadores endócrinos sobre la salud como infecundidad femenina, aborto espontáneo, disminución del espermograma, cáncer de próstata y testículo, cáncer de mama, de ovario y útero.
“Una preocupación adicional es la que se refiere al vertedero de las aguas residuales de las comunidades instaladas en los diferentes trayectos y la producción de lixiviados de los sitios de confinamiento de residuos como el basurero de Matatlán y Los Laureles. Hay que señalar que ello puede provocar una alta contaminación por diversos agentes que se convierten en riesgo por exposición ocupacional, recreativa o por consumo de agua y/o alimentos contaminados con agentes infecciosos como pueden ser virus, bacterias y parásitos”, señala el documento oficial.
De acuerdo con lo revisado por el grupo de epidemiólogos de la UdeG, el proyecto Arcediano no proporciona información clara y confiable sobre el tipo de bacterias y parásitos que los sistemas de potabilización y cloración de las plantas de tratamiento y aguas eliminarán de las aguas del río Santiago. “Mientras tal información no se conozca, los riesgos sobre la salud estarán presentes”.
También el estudio señala que el proyecto no contempla la posible creación y desarrollo de hábitats que favorecen la proliferación de vectores de enfermedades que transmiten diferentes arbovirosis (generalmente mosquitos) y que pueden causar padecimientos como dengue y dengue hemorrágico, encefalitis de S. Luis y virus del Oeste del Nilo. Tampoco como resultado de la eutroficación de las nuevas presas –a menudo en los primeros años después de su llenado y operación– se produce el crecimiento excesivo de biomasa acuática que origina sustancias neurotóxicas o hepatóxicas.
Insistencia, oídos sordos
Hace poco más de un año, el entonces rector general de la UdeG, Trinidad Padilla López, exhortó al gobierno estatal saliente y entrante para que pusieran especial cuidado en el análisis del agua que podría darse para consumo a millones de habitantes de la Zona Metropolitana surgida de la presa construida al fondo de la Barranca de Huentitán, en el antiguo poblado de Arcediano que fue desaparecido del mapa para ese propósito.
Padilla López recordó los resultados del estudio realizado por la UdeG, que reprobaba prácticamente en todos los órdenes al proyecto de la presa. El Comité Técnico de Análisis del Proyecto Arcediano, integrado por especialistas de todos los centros universitarios que conforman la red, se enfocó a la valoración de consistencias e inconsistencias del proyecto en las cuales se consideró fundamental entender y analizar diferenciadamente los problemas del manejo integral de cuencas hidrológicas, tratamiento de aguas contaminadas y abastecimiento de agua, lo cual a estas alturas aún no sucede del todo.
De entrada, se descubrió que los proyectos presentados por la entonces Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (CEAS) abordaban los problemas de tratamiento y abastecimiento de agua, pero no existía ni existe aún una propuesta formal que plantee el manejo integral de las cuencas, consideradas como el punto de partida indispensable para sentar las bases de la política futura en materia del agua.
Aunque después de este estudio y por los mismos resultados señalados se decidió realizar mesas de trabajo conjuntas entre el Comité Técnico y especialistas designados por la CEAS, y a finales de 2004 el hoy rector general, Carlos Briseño, en su calidad entonces de secretario general universitario, avaló Arcediano como el mejor lugar para construir una presa abastecedora, la sospecha de negociar un mayor presupuesto para la UdeG a cambio del aval técnico permanece todavía como una duda potencial.
“Estamos muy conformes con los resultados porque la Universidad aceptó que Arcediano es el sitio adecuado y que las condiciones son razonables para que sea la fuente de abastecimiento”, dijo Enrique Dau Flores, director de la CEAS, en enero de 2005, luego de concluidas las mesas conjuntas de análisis.
Sin embargo, muchos de los especialistas que trabajaron en el estudio original realizado por la UdeG niegan hoy que exista un aval técnico hacia el proyecto y respaldan las conclusiones a las que llegaron entonces, antes que se “negociará” –acusan– un respaldo universitario del que a partir de entonces el CEAS ha presumido. Hasta el propio Briseño Torres, ahora como rector, en declaraciones recientes ha sido sumamente crítico con la contaminación en el cauce del Santiago, motivado seguramente por la tragedia.
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