miércoles, 2 de abril de 2008

Te invito para pegarte

Extracto de la columna

Astillero
Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

■ “Periodismo” selectivo

■ Te invito para pegarte

■ Enjundia facciosa en Televisa


No fue periodismo lo que se ejerció ayer en Televisa Chapultepec durante una “entrevista” a Andrés Manuel López Obrador sino una celada vengativa, una programada demostración de soberbia y desmesura y una comprobación al aire del encono profundo que guardan los dueños, directivos y estrellas de la principal empresa nacional de televisión al aspirante presidencial al que contribuyeron a defraudar electoralmente en 2006. Carlos Loret de Mola fue ayer impaciente y cortante, obsesivo en la búsqueda de descarrilar declarativamente a su presunto invitado, faccioso en cuanto se transmutó en contrincante dispuesto a saltar verbalmente encima del visitante para romperle el ritmo discursivo, de por sí lento, y para oponer a la visión y el verbo del malamente entrevistado las opiniones y deducciones de un anfitrión que manejó una “apertura” informativa, luego de año y medio de golpeteo, como una concesión personal o como el cumplimiento forzado y de mal humor de un trámite necesario para que la contaminadora empresa y sus empleados puedan adjudicarse un falso engomado de verificación democrática.

La agresividad matutina desplegada ayer en el canal dos de televisión abierta contrasta notablemente con el tono rutinariamente utilizado en ese y otros programas al entrevistar a funcionarios y políticos que son cuestionados por encima, tratados con amabilidad que todo lo diluye o, en caso extremo (sólo cuando es necesario), exhibidos sin enjundia ni persecución en sus contradicciones y errores, solidariamente pillados en falta pero sin que el conductor estrella asuma una postura adversa militante, propia más de quien forma parte de un litigio de partido que de quien se supone que actúa como periodista sin consigna. Con el mayor desparpajo, sin tribunales del santo oficio electrónico enfrente, desfilan por foros y programas de Televisa (y, con más descaro, en Televisión Azteca) los principales culpables de las desgracias del país y son tratados con complacencia general que, para aparentar acuciosidad, es salpicada con interrupciones menores, precisiones que suelen servir como preámbulo de más demagogia, y supuestos chispazos de ingenio y profundidad que no se vuelven insistencia, desesperación, descompostura facial, enojo evidente ni ruptura de reglas básicas ya no de periodismo sino incluso de cortesía.

La nueva tesis Televisa (te invito para pegarte) tendrá, desde luego, ilimitada oportunidad de demostrar que su puesta en práctica de ayer con López Obrador sólo fue la circunstancial inauguración de una nueva faceta periodística en la que los conductores de programas informativos se comportarán de similar manera con la amplísima nómina de políticos susceptibles de ser contradichos, impugnados y desprovistos del hilo argumental que desearen exponer (y que ya no habrá más entrevistas a modo, con guiones prestablecidos en los que el compareciente cómodamente se encuentre las preguntas para las que lleva respuestas aprendidas de memoria e incluso reacciones y frases estudiadas para enfrentar los cuestionamientos presuntamente peliagudos que también han sido convenidos. Por ejemplo, las entrevistas a Juan Camilo Mouriño). Ya se verá si frente a Felipe Calderón, a Mouriño o a otros miembros destacados del sistema al que Televisa pertenece se producirán joyas de enjundia persecutoria como las mostradas ayer por el economista que ha sido considerado uno de los líderes globales jóvenes de Latinoamérica.

Ya por último, sobre este tema, ha de señalarse que a pesar de la presión ejercida en su contra, y del entrampamiento en que quedó respecto a un párrafo de sus planteamientos de campaña en el que aceptaba cierto tipo de asociaciones de capital privado en Pemex, López Obrador pudo comenzar a instalar un nuevo golpe seco a la compañía gallego-michoacana, MuCal, a partir de contratos recientes en los que según eso aparece la firma del tesorito de Bucareli y, por otra parte, al darle más fuerza mediática a la denuncia sobre negocios con Repsol autorizados por Calderón cuando era secretario de Energía y ya instalado en Los Pinos.

http://www.jornada.unam.mx/2008/04/02/index.php?section=opinion&article=004o1pol

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