miércoles, 25 de junio de 2008

El Ejército en Jalisco, ¿solución al narcotráfico?

JORGE GÓMEZ NAREDO

El Ejército en Jalisco, ¿solución al narcotráfico?

Con la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia (un arribo ilegítimo, marcado por un fraude electoral) se inició una supuesta guerra contra el narcotráfico, en la cual lo importante no fueron la planeación, el estudio de la situación y la erradicación de las causas, sino el despliegue de una campaña mediática. La intención fue legitimar la gestión del panista. En las pantallas de televisión aparecieron espots donde se observaba a elementos castrenses en tareas policiacas. Los noticiarios anunciaban que el Ejército entraría a diversos estados de la República y que con eso el crimen organizado recibiría duros golpes. Se utilizaron símbolos arraigados en la conciencia popular para relacionar a las fuerzas militares con el bien: los jugadores del popular equipo de futbol del Guadalajara se fotografiaron con efectivos castrenses, rodeados de tanquetas militares y todos llenos de sonrisas. Lo importante era dar la imagen de control de la situación, de legitimidad y de mano dura. La estrategia, claro está, no funcionó.

Los cárteles de la droga están en guerra y las estrategias del gobierno federal para erradicar el narcotráfico han resultado un fracaso total. No se han atacado las causas del problema. El crimen organizado recluta a diario decenas de mexicanos que viven en la pobreza, que están dispuestos a jugarse la vida por tener una vida digna, aunque no sea legal y se corran varios peligros. La falta de oportunidades ha provocado que un ejército de personas viva del tráfico de sustancias ilícitas. Esas causas, esos problemas, el gobierno federal no los ha buscado erradicar.

Al mismo tiempo, si existe un mercado en Estados Unidos, un negocio redituable, tampoco se erradicará el narcotráfico en México. La lucha contra el crimen organizado relacionado con las drogas no es tarea solamente de México, sino también de Estados Unidos. Si allá, en el país vecino, no se hace nada para disminuir los altos consumos de sustancias ilícitas, acá, en nuestro país, seguirá habiendo personas dispuestas a salir de la pobreza para surtir de droga a los consumidores estadunidenses.

La administración de Felipe Calderón ha apostado a la estrategia punitiva, a utilizar las armas para erradicar el crimen organizado. Y lo ha hecho con el Ejército, no con los encargados de dicha labor: las policías. Con el Ejército en las calles se corren muchos riesgos: desde la vinculación entre elementos castrenses y narcotraficantes hasta la violación sistemática de los derechos humanos por parte de los efectivos militares.

En la mayoría de los estados de la República existe la presencia de diversos cárteles de la droga. Jalisco no es la excepción. Pero el combate a este problema no debe ser través del Ejército, se precisa una estrategia integral donde se planteen las causas profundas del crimen organizado y donde no solamente se apueste a lo punitivo, al combate frontal, a las armas. Hacerlo así es recorrer un camino destinado al fracaso y la estrategia federal que se ha seguido a partir de la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia lo demuestra claramente.

En Jalisco, varios panistas han pedido la intervención del Ejército para combatir al narcotráfico. El coordinador de los diputados blanquiazules, Jorge Salinas Osornio, pidió la presencia del Ejército en labores preventivas y de inteligencia. Por su parte, el alcalde de Guadalajara, Alfonso Petersen Farah, arguyó: “Que entre el Ejército. Creo que a todos nos da mucho más tranquilidad, y me parece que a todos nos da obviamente mucho más oportunidad de poder sentirnos más protegidos”. La pregunta es, ¿quiénes ganan con la presencia del elementos castrenses vigilando las calles de la ciudad?, ¿a quiénes brindarán seguridad y tranquilidad?

Se equivoca el alcalde tapatío: con la entrada del Ejército a vigilar las calles de la Zona Metropolitana de Guadalajara no se tendría más tranquilidad. Al contrario, habría más miedo por parte de la ciudadanía ante posibles abusos de elementos castrenses (como ya ha sucedido en varios estados de la República). Además, se supone que los gobiernos federal, estatal y municipales tienen policías encargadas de combatir el narcotráfico. ¿Dónde están?, ¿para qué les pagan?

Es preocupante la actitud de varios funcionarios públicos y “representantes populares” que piden la rápida entrada del Ejército a Jalisco. La solución no es enfocarse solamente en las tareas punitivas y olvidar las causas profundas del problema. Como mencionó el académico Dante Haro Reyes el viernes pasado en un foro sobre seguridad en la Universidad de Guadalajara: “el ejército es la última frontera, recurrir a él significa que no tenemos nada, sólo un grito desesperado”.

jorge_naredo@yahoo.com

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