Comentario
Voy a reunir las dos notas que aparecen hoy en La Jornada. La de Miguel Angel Velázquez, Ciudad Perdida y la de Alma Muñoz que junto con Misael Habana de los Santos, nos comentan como fueron los cierres de campaña de los dos principales candidatos a la Presidencia del PRD nacional.
Al discurso del Chucho Ortega le estaba buscando datos de su paso por el PST, porque no había leído a Velázquez, pero la mejor respuesta se la da Miguel Ángel, sobre todo a esa parte en la que dice que el enfrentará un proyecto de izquierda moderno a una izquierda " del pasado".
Esto me trajo a la memoria a Rafael Aguilar Talamantes, padre putativo del Chucho mayor, político que se destacó porque le enseñó a la clase política de los 70 y 80, que todavía existian muchas formas de envilecerse y que de eso, de prostituirse politicamente, el podía dar cátedra. No sé si le rechazaron el Know how a este politico trepador y corrupto, pero al parecer el que si aprendió la lección fue su mejor alumno y compañero de partido, Jesús Ortega. Cuando leo que su proyecto de izquierda es "moderno", entiendo que lo es porque supera el de su mentor, Aguilar Talamantes, ya que este sólo fue el sirviente de un partido, el PRI, mientras que Chucho Ortega lo es de dos partidos, el PRI y el PAN, además de servirles como lacayo de sus propuestas neoliberales y medievales, promovidas por Nueva Izquierda y por los Chuchos como son, la unión electoral del PRD con el Yunque , como nos lo informa el candidato por Izquierda Unida Alejandro Encinas o pedir que se le reconozca a la iglesia el derecho a que sus curas sean votados o mejor seria decir, que aparezcan como candidatos en procesos electorales.
Esta modernidad me parece vómitiva, da asco, pero ellos sienten que todavía tienen a un pueblo mediatizado y dormido como el que manipulaba Aguilar Talamantes.
Que lástima por estos izquierdistas nostálgicos de tiempos en los que las tranzas se podían ocultar a los ojos del pueblo .
Por eso nosotros estamos con Alejandro Encinas, por ser un politico honesto y defensor del Proyecto Alternativo de Nación,opositor de la entrega del petróleo a los intereses extranjeros y apoyo del Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador
Por último le proponemos a Miguel Ángel Velázquez que le llevemos a los Chuchos el uniforme del América, por ser amarillo arriba y azul abajo
■ Preocupa en Los Pinos nuestro triunfo, expresa el ex gobernante capitalino
Intercambio de reclamos marca los cierres de campaña de Ortega y Encinas
■ Ésta es una competencia entre pasado y futuro, afirma el dirigente de Nueva Izquierda
Alma E. Muñoz y Misael Habana de los Santos (Reportera y corresponsal)
En sus respectivos cierres de campaña en el Distrito Federal, Alejandro Encinas y Jesús Ortega se acusaron mutuamente de buscar la presidencia nacional del partido con prácticas y actitudes contrarias a la línea del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El primero manifestó que en Los Pinos “están muy preocupados por nuestro triunfo y la verdad tienen que estarlo porque vamos a ganar”. Tras criticar de manera indirecta a su principal oponente en la contienda, por permitir el uso de “viejas prácticas corporativas impuestas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI)”, aseguró que desde la presidencia nacional del PRD asumirá 10 compromisos, aunque su tarea central será construir un partido responsable, combativo y con la fuerza suficiente para “sacar al usurpador de Los Pinos”.
Mientras, Jesús Ortega, en tres cierres de campaña delegacionales, apuntó que en esta contienda enfrenta a una “izquierda marginal, arrinconada y autoexcluida, a la que mueve el rencor y la venganza”. Aseguró que de ganar no permitirá que se imponga ningún grupo, corriente o individuo. “Que se escuche bien –manifestó–: voy a aplicar los estatutos del PRD contra cualquier interés particular”.
Ante centenas de simpatizantes, Encinas dijo que en estas elecciones está en juego “qué tipo de PRD, izquierda y país queremos”, y se pronunció por “fortalecer el espíritu transformador, rebelde, de lucha del perredismo sin simulaciones ni ambigüedades”. Así que tampoco, agregó, caben “la duda y el titubeo”.
“Debemos mantener –continuó, como también hizo en cierre de campaña en Acapulco, Guerrero– una posición clara y firme ante la falta de legitimidad de este gobierno espurio, de facto, ilegal e ilegítimo”, y por la defensa de los recursos de la nación. Además, enfrentar “con firmeza” el tráfico de influencias, el desarrollo de negocios al amparo del poder público y la corrupción, “con la cual se quieren pagar favores políticos en la búsqueda de una legitimidad que no se obtuvo en las urnas”.
Anticipándose a un triunfo, Encinas asumió 10 compromisos. Entre ellos, construir un partido con visión estratégica, de largo plazo, y con vocación de mayoría y de cambio, que deje atrás las “mezquindades de la vieja cultura de la minoría y de la representación proporcional”, así como la lógica del “oportunismo y la pepena política para construir alianzas con base en principios.
“No queremos –subrayó– un partido que un día propone la alianza con El Yunque, como planteó en Guanajuato un candidato de Nueva Izquierda, ni un partido que tenga la ocurrencia de proponer otorgarle el voto a los ministros de culto”, afirmó en relación con la propuesta de la diputada Ruth Zavaleta.
Reiteró que hará del “gobierno legítimo” que encabeza Andrés Manuel López Obrador la cultura vertebral del PRD, y garantizó autonomía política del partido frente a los poderes públicos y fácticos, negándoles a éstos últimos alguna “concesión de que nos vamos a portar bien”. Nunca más, dijo, “la intervención de gobernadores (priístas) como Ulises Ruiz (Oaxaca); Mario Marín (Puebla); Enrique Peña Nieto (estado de México), Fidel Herrera (Veracruz) en los asuntos internos del partido)”, ni “del espurio”.
También se comprometió a que los gobiernos emanados del sol azteca y los representantes locales “sean leales al proyecto”, y se dejen atrás la “viejas prácticas clientelares y corporativas que el PRI impuso en el sistema político”. Como tampoco “nunca más, un robo ni un despojo a los derechos de la izquierda en este país”, sostuvo.
Ofrece Ortega “no más pleitos ni divisiones”
Ortega Martínez, por su parte, en las delegaciones capitalinas Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón, con explanadas llenas, subrayó que de llegar a la presidencia nacional del PRD hará del instituto político un partido unido y cohesionado. “No más pleitos ni divisiones.”
Adelantó que no permitirá que sobre el interés del PRD y del pueblo se imponga algún grupo, corriente o individuo. Porque “aquel grupo, aquel dirigente o aquella corriente que atente contra la unidad del PRD enfrentará a un presidente con fuerza y energía”, y “convertiré –aseguró– al partido en organización que logre ganar las elecciones presidenciales y tener mayoría en el Congreso de la Unión”, en la próxima etapa.
No se equivocan, sostuvo, “quienes dicen que esta elección será definitiva para el PRD. Se trata de que escojamos con nuestro voto entre una izquierda marginal, arrinconada, autoexcluida e intolerante, y por el otro, nosotros proponemos una izquierda influyente, determinante en el rumbo del país, y en el apoyo a los trabajadores y a la gente de México”. Cuestionó que dentro del grupo que apoya a Encinas se ande “persiguiendo a herejes y a todo mundo ande acusando de traidor, y haga guerra sucia”, como –mostró– ocurre con panfletos donde se le vincula con Felipe Calderón y se manifiesta que su proyecto protege a los ricos.
Se trata, insistió, de una competencia entre la izquierda del pasado y la del futuro; entre “una izquierda atrapada en el dogmatismo, en las visiones anacrónica”, y una izquierda “moderna, que actualiza sus ideas, que recoge el pensamiento más avanzado”.
El líder de Nueva Izquierda minimizó –en entrevista posterior– la recomendación que hizo Juan Camilo Mouriño, secretario de Gobernación, a panistas en Guanajuato de estar atentos a lo que pase en el PRD porque quizá gane Encinas. “Es una declaración irresponsable, porque no ayuda a la unidad del PRD, pero también irrespetuosa con compañeros del PRD y del partido”, afirmó.
Ciudad Perdida
Miguel Ángel Velázquez
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx • ciudadangel@hotmail.com
■ PRD, de los discursos a la realidad
■ Su futuro, ¿amarillo o verde?
A los discursos de unidad de las dirigencias, el PRD responde en los hechos con una división profunda que parece insalvable, sin remedio. Este lunes entra en la semana crucial, la última antes de la elección que se efectuará el domingo próximo, y cuyos resultados habrán de dibujar el camino amarillo, de una vez por todas.
La realidad nos dice que sólo hay dos candidatos para dirigir el PRD en la ciudad de México, aunque sea imposible soslayar los esfuerzos de otros contendientes que no cuentan con el aparato que han logrado los grupos dominantes dentro de ese partido.
Este solo punto señala la necesidad de transformar el PRD en algo más que el mercado donde se juegan los intereses de los líderes de las tribus que hasta hoy lo conforman, para dar paso a la institucionalidad que demanda un organismo de izquierda en el que quepan todas las ideas de esa expresión de pensamiento, y puedan competir en igualdad de circunstancias, salvo aquellas que busquen, con el cobijo de la derecha, la forma de alimentar sus apetitos.
En otras palabras, una derecha disfrazada no debería tener cabida en un verdadero partido de izquierda, menos aún cuando el gobierno de la ciudad requiere de todo su apoyo. No es necesario ser dócil ni entreguista. Conjugar la crítica al desvío y el respaldo al accionar correcto, son tareas a las que ha renunciado el PRD de la ciudad de México, que como nunca, y eso es decir bastante, ha dejado de escuchar a su militancia para caminar sobre la ruta del laisser faire.
Pero existe la otra opción, la de convertir al PRD en algo parecido a aquel viejo Partido Socialista de los Trabajadores (PST), que murió ahogado en el descrédito después de una vida entregada a los arreglos con el poder. Los ecos de esa experiencia cobran fuerza ante la debilidad del quehacer político del perredismo capitalino.
Visto de cerca, el cambio de presidencia en ese partido sólo tiene dos opciones. Jesús Zambrano, uno de los candidatos, resulta el político más completo en la contienda. Toda, toda su experiencia, su colmillo político, no deja dudas, y su rompimiento con el gobierno de la ciudad, tampoco. Del otro lado, Alejandra Barrales no alcanza a liderar la unificación de corrientes que la impulsan, por una falta real de solidez ideológica.
No obstante, alrededor de la ex secretaria de Turismo se mueven las formaciones más auténticas de la izquierda, y tal vez esa sea su gran ventaja. Entre quienes la apoyan hay una visión muy clara del rumbo que deberá tomar el PRD, y de la necesidad de crear un ente mucho más sólido para enfrentar los desafíos que propone el momento político de la ciudad, y del país.
Sea cual sea el resultado de la elección, el PRD necesita cambiar su sangre. La tarea a la que podría enfrentarse Alejandra Barrales necesitará de muchas, pero no de todas, de las fuerzas del perredismo en la capital. Parece que la hora de los amarillos ha llegado. No de los verdes (color que resulta del amarillo y el azul combinados), sino de los amarillos, aunque primero deberán vencer sus miedos atávicos.
De pasadita
Cuentan los jóvenes universitarios, los de la UNAM, que el escándalo de la supuesta participación de algunos de ellos con las FARC colombianas, permitió, desde hace algunos días, que miembros de diferentes organismos policiacos merodeen la facultad de Filosofía y Letras de esa casa de estudios, con la intención de interrogar a los estudiantes en busca de datos que los comprometan. Ese accionar los puso en alerta y hoy mismo se levantarán protestas por la intromisión de las agencias de seguridad en la vida universitaria. ¡Cuidado!
http://www.jornada.unam.mx/2008/03/10/index.php?section=politica&article=007n1pol
http://www.jornada.unam.mx/2008/03/10/index.php?section=opinion&article=042o1cap
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